¿A QUÉ LLAMAMOS ZÁNGANO EN PUENTE GENIL?

En Puente Genil utilizamos el término zángano para referirnos a dos formas musicales distintas. Por un lado, a la forma bailada y cantada que, en la década de los cuarenta del pasado siglo, nos legó Coros y Danzas de la Sección Femenina pontana, y, por otro lado, a la forma flamenca que grabaron los cantaores Fosforito y Perico Lavado.

Con relación al zángano de Coros y Danzas, puede sorprender que se utilice el singular para denominarlo al fundamentarse en dos  fandangos diferentes. El primer fandango, como analizaremos en otro momento de este estudio, lo consideramos una versión del fandango de Lucena, atribuido a la cantaora Dolores de la Huerta, fandango presente en el repertorio de los cantaores y cantaoras desde muchísimo antes de la aparición de los Coros y Danzas. Y el segundo fandango, que en Puente Genil algunos llaman macho, es más agudo y valiente con un desarrollo melódico absolutamente distinto. Bien, pues dicho proceder denominativo no debe provocar sorpresa alguna al estar asociado el termino zángano, en el ámbito de la música tradicional o folclórica, EXCLUSIVAMENTE al baile, y no a la música. En este caso a un baile a tres, es decir, con dos mujeres y un hombre[1]. En Puente Genil, en el zángano que nos legó Coros y Danzas – supuestamente un rescate del zángano tradicional o folclórico bailado y cantado por los hortelanos en las riberas del Genil –  el baile se encuentra  perfectamente definido, mas, como hemos señalado, fundamentado en dos músicas (dos fandangos) diferentes[2], que a partir de ahora, por una mera cuestión operativa, a lo largo del presente estudio denominaremos primer zángano de Puente Genil de Coros y Danzas y segundo zángano de Puente Genil de Coros y Danzas.  Por lo tanto, consideramos tres los zánganos de Puente Genil: los dos que acabamos de mencionar y el zángano flamenco. Tres formas musicales encuadradas en el género estilístico del fandango.

Cuando hablamos de fandangos debemos diferenciar dos grandes modalidades: la modalidad folclórica y la modalidad flamenca. La primera, según los últimos estudios, hunde sus orígenes en varias formas de baile que empezaron a surgir a finales del siglo XVII, que tras diversas transformaciones se extendieron por toda la Península Ibérica, generando diferentes variantes asociadas a determinadas zonas geográficas. Además de en Andalucía, según el musicólogo Faustino Núñez : “hoy existen fandangos en Asturias, Galicia, Extremadura, Mallorca y Portugal, así como en numerosas comarcas hispanoamericanas”[3].  Sin lugar a dudas, el fandango, junto a la jota y el romance, representan las tres grandes formas del folclore español. En cambio, la modalidad flamenca es más moderna. Empieza a aparecer a lo largo del siglo XIX gracias a la consolidación del género flamenco como arte profesional, cuyos cantaores y cantaoras encontraron en los fandangos folclóricos un filón para la creación de nuevos cantes. El también musicólogo Guillermo Castro Buendía, en su monumental tesis doctoral[4], afirma: “A partir del siglo XIX algunos estilos determinados pasan a formar parte de nuevas modalidades flamencas, asociadas ya al lucimiento de los cantaores. Son las formas que hoy conocemos bajo el nombre de rondeñas y malagueñas, que son las primeras modalidades en aparecer en ambientes preflamencos siendo algunas formas derivadas de estas últimas las que Silverio practicó en sus primeras actuaciones ante el público”.

Entonces, nuestros tres zánganos, ¿en qué modalidad de fandangos los encuadramos, en la folclórica o en la flamenca? Antes de pronunciarnos, escuchémoslos:

PRIMER ZÁNGANO DE PUENTE GENIL DE COROS Y DANZAS[5]

“Acaba ya de salir

 lucero de la mañana

 acaba ya de salir

que te está esperando el alba

en el puente del Genil

a las seis de la mañana”.

SEGUNDO ZÁNGANO DE PUENTE GENIL DE COROS Y DANZAS

«Hortelana soy señores

 hortelana soy señores

de la huerta del Sotillo

traigo rabanillos tiernos

pero pican un poquillo

hortelana soy señores”.

ZÁNGANO FLAMENCO [6]

“Tierra donde yo he nacío

 nunca me olvido de ti

 tierra donde yo he nacío

 y aunque esté lejos de aquí

 yo te llevo en mi sentío

pueblo de Puente Genil”

Mas aún no nos pronunciamos. Vamos a establecer una clasificación más concreta y detallada sobre los diferentes fandangos que hoy nos podemos encontrar en nuestro país. En mi opinión, son tres los tipos: Fandangos Tradicionales, Fandangos de Coros y Danzas y Fandangos Flamencos.

Los Fandangos Tradicionales o Folclóricos son aquellos transmitidos e interpretados (cantados y/o bailados) en el pueblo y por el pueblo en contextos muy concretos y naturales, absolutamente alejados de cualquier intencionalidad artística y/o profesional. Dichos contextos son varios: fiestas populares, situaciones laborales, cortijos, descansos tras jornadas de trabajo, rituales populares para encontrar pareja, etc. Estas formas se caracterizan por ser interpretadas de una manera muy austera y primitiva desde el punto de vista musical, con una instrumentación – cuando no es a capela – muy básica, constituida por palillos, guitarras, laudes, platillos, instrumentos caseros, etc. Asimismo, algunas de sus coplas se improvisan en el momento, suelen acompañarse con bailes muy básicos y con una puesta en escena muy simple y espontánea en la que todos los participantes cantan – cada uno de ellos, un fandango distinto a su manera – y bailan sin un orden establecido. Un ejemplo muy claro lo encontramos en estos fandangos tradicionales de Almuñécar[7]:

Los Fandangos de Coros y Danzas son aquellos que comenzaron a interpretarse tras la guerra civil por los Coros y Danzas de la Sección Femenina de Falange Española, que se propuso recuperar la identidad nacional a través del folclore. Existe la creencia generalizada de que todo el repertorio musical que divulgaron los Coros y Danzas fue una copia exacta del folclore musical, mas no es así. Unas veces rescataron, fielmente, a través de trabajos de campo, formas folclóricas en vías de desaparición, mas también recrearon y crearon formas nuevas. Sea como fuere, lo cierto es que el repertorio musical ofrecido por Coros y Danzas, en cuanto a la estética, puesta en escena y calidad musical, difiere del repertorio tradicional o folclórico al intervenir, en la mayoría de los casos, músicos amateur,  semiprofesionales o profesionales y al entrar en juego el factor de los concursos que, a partir de la década de los cuarenta del pasado siglo, proliferaron por todo el país favoreciendo la competitividad entre las agrupaciones de Coros y Danzas. El resultado fue un producto musical más elaborado y pulido, aprendido adrede y con una puesta en escena fundamentada en coreografías muy trabajadas, estables y cerradas, en las que el acompañamiento instrumental era más rico, elaborado y cultivado, cantando solamente una o dos personas las mismas formas de fandangos. Es decir, lo que se ganó en calidad musical e interpretativa, se perdió en espontaneidad y sabor popular. Como ejemplo escucharemos un fandango de las Alpujarras[8], interpretado por Coros y Danzas. Como observaréis, las diferencias con el anterior son notables y en la línea que acabamos de señalar:

Y los Fandangos Flamencos son los creados por los artistas flamencos. Estas creaciones se producen en ocasiones a partir de los fandangos tradicionales y en otras, exclusivamente, a través de la inspiración y capacidad artística de los cantaores y cantaoras profesionales, inspirándose en músicas diversas. En el género flamenco tenemos tres grandes grupos de fandangos: los conocidos como fandangos abandolaos[1], los fandangos de Huelva y los fandangos personales. Estas formas se diferencian de las dos anteriores tanto en su contenido como en la forma, determinados ambos por una mayor elaboración melódica y armónica, una ralentización – cuando no ausencia – del compás, un aflamencamiento de sus tercios y una desaparición de la instrumentación con excepción de la guitarra. El motivo de la aparición de estos fandangos fue exclusivamente profesional, con el objetivo de enriquecer el repertorio musical de los cantaores y cantaoras.

Bien, retomemos la pregunta de más arriba. ¿En qué modalidad de fandangos encuadramos a nuestros tres zánganos, en la folclórica o en la flamenca? Después de lo anteriormente expuesto, en nuestra opinión, no hay duda. Los dos zánganos de Puente Genil de Coros y Danzas encajan, por su estética musical y momento de nacimiento, en el grupo de Fandangos de Coros y Danzas. Cabe la posibilidad, no obstante, de que, desde el punto de vista melódico, sean una copia del supuesto zángano tradicional de Puente Genil, mas éste, lamentablemente, como explicaremos a lo largo de este estudio, de momento no lo hemos encontrado (ni grabaciones ni trascripciones), por lo que no hemos podido realizar la comparación oportuna que nos permita establecer una conclusión definitiva. Y el zángano flamenco, sin duda, debemos clasificarlo en el grupo de los fandangos flamencos, concretamente en el apartado de fandangos abandolaos. Un fandango que analizaremos muy detalladamente a lo largo de este capítulo al ser el objetivo de este trabajo.

Para terminar, resaltamos que el zángano, en contra de lo que algunos piensan, en su dimensión folclórica, no es un baile exclusivo ni originario de Puente Genil. Existen zánganos en otras zonas de la geografía andaluza (Álora, Motril, Guaro o Cortes de la Frontera) y no andaluza (Valladolid o Murcia), todos ellos con el denominador común del baile a tres y con el elemento diferenciador de la música. En este sentido, mientras los encontrados en Andalucía se construyen sobre fandangos muy diversos, la mayoría de los no andaluces lo hacen sobre jotas, un interesante asunto que dejaremos para otra publicación. Os dejamos este vídeo del zángano de Alora, en él observaremos el baile a tres pero ejecutado con unos fandangos diferentes a los del zángano de Puente Genil de Coros y Danzas:

 

[1]En este vídeo podemos observar el baile del zángano ejecutado con la melodía del verdial tradicional (https://www.youtube.com/watch?v=NHOGbxyjoSI):

[2]En cambio, por ejemplo, el denominado zángano de Motril, también de Coros y Danzas, se fundamenta en una única forma musical cantada, es decir, en un único fandango.

[3]Flamenco de la A a la Z (Diccionario de términos del flamenco). Espasa Calpe, S.A, 2007. Pág. 240.

[4]Génesis Musical del Cante Flamenco. Libros con Duende, S.L, 2014. Pág. 188.

[5]Estas grabaciones pertenecen a Danzas Populares de Córdoba Vol.1 (Grabación Sonora). Fonoruz: C-138. 1984.

[6]Este zángano fue grabado por el maestro Antonio Fernández Díaz Fosforito  para Belter en 1969 con la guitarra del gran Paco de Lucía



[7]Grabación facilitada por el folclorista y estudioso Antonio José Estepa Silva.

[8]Grabación facilitada también por Antonio José Estepa Silva.

 

(Aproximaciòn al Zángano Flamenco  del libro Flamencum Revolutum. Autor: Álvaro de la Fuente Espejo.)

 

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