Conocí a Álvaro de San Andrés Martín
Rosales – ¡vaya apellidos pontanos con más arte!-, en la primera Escuela de
Saetas Cuarteleras que dirigí hace unos años. Ya por aquel entonces, a pesar de su corta
edad -apenas once añitos- dominaba como
un viejo la melodía de la Cuartelera, mostrando una, para mí, sorprendente
tendencia natural al aflamencamiento de sus tercios, siguiendo la escuela
camaronera, circunstancia por la que le reñí en varias ocasiones. La Cuartelera
posee una melodía sencilla de interpretar, mas con unos matices, un aire que es
imprescindible respetar y que hay que exigir a sus intérpretes, y más si uno de
ellos, como en el caso que nos ocupa, pertenece a una de las sagas familiares,
por derecho propio, mas saetera de La
Puente.
Rosales – ¡vaya apellidos pontanos con más arte!-, en la primera Escuela de
Saetas Cuarteleras que dirigí hace unos años. Ya por aquel entonces, a pesar de su corta
edad -apenas once añitos- dominaba como
un viejo la melodía de la Cuartelera, mostrando una, para mí, sorprendente
tendencia natural al aflamencamiento de sus tercios, siguiendo la escuela
camaronera, circunstancia por la que le reñí en varias ocasiones. La Cuartelera
posee una melodía sencilla de interpretar, mas con unos matices, un aire que es
imprescindible respetar y que hay que exigir a sus intérpretes, y más si uno de
ellos, como en el caso que nos ocupa, pertenece a una de las sagas familiares,
por derecho propio, mas saetera de La
Puente.
Desde aquel momento, ha llovido
mucho. Álvaro, en apenas seis años, se ha destapado, y así es considerado por
la afición pontana, como la más firme promesa del cante de Puente Genil. Su voz
ha abandonado su timbre infantil, ha evolucionado y se ha definido, mostrando
una muy buena predisposición para interpretar lo jondo. Qué duda cabe de que
acaba de empezar, de que ahora mismo no es más que un joven, como tantos otros,
que ha encontrado en el cante su pasión, pero ¡ojo!, que no le quepa a nadie la
menor duda de que él quiere y puede. Quiere, porque se ha visto atrapado por el
misterio de los sonidos negros, de esos que, de manera irracional, te atrapan, dominan
tus sentidos y no te dejan un instante. Y puede, porque tiene el instrumento
adecuado -su voz crece día a día-, una gran afición -escucha a todos y de todo-,
una cabeza muy bien amueblada -además de sus estudios en el Conservatorio, va a
iniciar la carrera de Grado en Historia y Ciencias de la Música– y una familia
que le adora, mima y asesora. Evidentemente, su personalidad cantaora aún está
por definir, pero está en ello, y, lo más importante, en el camino adecuado. Como quien no quiere la cosa, y sin grandes
alardes publicitarios, hace un año se alzó con el premio Cayetano Muriel
del Certamen de Jóvenes Flamencos de la Diputación de Córdoba en su primera experiencia
concursística, y está a punto de presentarnos su primer trabajo discográfico,
de la mano de un productor musical -Chemi López- que de esto, os lo puedo
asegurar, chanela un rato, apostando
por él sin dudarlo para su serie Joven
Cante Jondo de su productora La Droguería Music. Encima se ha
rodeado con lo más solvente y mejorcito
de la música y el flamenco joven de Puente Genil: Juan Lavado y Rafael Ortega al
toque; los hermanos Álvaro y Fernando Gamero a las palmas; y las también hermanas
Inma y María Lavado a los coros.
mucho. Álvaro, en apenas seis años, se ha destapado, y así es considerado por
la afición pontana, como la más firme promesa del cante de Puente Genil. Su voz
ha abandonado su timbre infantil, ha evolucionado y se ha definido, mostrando
una muy buena predisposición para interpretar lo jondo. Qué duda cabe de que
acaba de empezar, de que ahora mismo no es más que un joven, como tantos otros,
que ha encontrado en el cante su pasión, pero ¡ojo!, que no le quepa a nadie la
menor duda de que él quiere y puede. Quiere, porque se ha visto atrapado por el
misterio de los sonidos negros, de esos que, de manera irracional, te atrapan, dominan
tus sentidos y no te dejan un instante. Y puede, porque tiene el instrumento
adecuado -su voz crece día a día-, una gran afición -escucha a todos y de todo-,
una cabeza muy bien amueblada -además de sus estudios en el Conservatorio, va a
iniciar la carrera de Grado en Historia y Ciencias de la Música– y una familia
que le adora, mima y asesora. Evidentemente, su personalidad cantaora aún está
por definir, pero está en ello, y, lo más importante, en el camino adecuado. Como quien no quiere la cosa, y sin grandes
alardes publicitarios, hace un año se alzó con el premio Cayetano Muriel
del Certamen de Jóvenes Flamencos de la Diputación de Córdoba en su primera experiencia
concursística, y está a punto de presentarnos su primer trabajo discográfico,
de la mano de un productor musical -Chemi López- que de esto, os lo puedo
asegurar, chanela un rato, apostando
por él sin dudarlo para su serie Joven
Cante Jondo de su productora La Droguería Music. Encima se ha
rodeado con lo más solvente y mejorcito
de la música y el flamenco joven de Puente Genil: Juan Lavado y Rafael Ortega al
toque; los hermanos Álvaro y Fernando Gamero a las palmas; y las también hermanas
Inma y María Lavado a los coros.
En definitiva, estimados amigos,
que La Puente Flamenca no se para.
Nuestra tradición cantaora se renueva con fresca sabia, con nuevos protagonistas
que con ilusión y trabajo llegarán donde se propongan.
que La Puente Flamenca no se para.
Nuestra tradición cantaora se renueva con fresca sabia, con nuevos protagonistas
que con ilusión y trabajo llegarán donde se propongan.
Querido tocayo: eres un gran
chaval y te deseo lo mejor. Estás a puntito de empezar a demostrarnos a todos
que el legado cantaor de Puente Genil -ese que, como muy bien sabes, enhebraron El Niño del Genil, El Seco, Perico Lavado, Vicente Cáceres, David Pino,
Julián, el maestro Fosforito y tantos otros-, está a puntito de encontrar un
nuevo e ilusionante eslabón. ¡Ah!, y ya sabes: “ver, oír y callar”.
chaval y te deseo lo mejor. Estás a puntito de empezar a demostrarnos a todos
que el legado cantaor de Puente Genil -ese que, como muy bien sabes, enhebraron El Niño del Genil, El Seco, Perico Lavado, Vicente Cáceres, David Pino,
Julián, el maestro Fosforito y tantos otros-, está a puntito de encontrar un
nuevo e ilusionante eslabón. ¡Ah!, y ya sabes: “ver, oír y callar”.
Nos vemos el viernes.
ÁLVARO DE LA FUENTE
ESPEJO.
ESPEJO.