(El Zangano. 8-mayo -1944. Cine Gongora. Cordoba)
Cuando se inicia una investigación, el primer paso debe de consistir en la revisión y el estudio de todo lo que se ha publicado sobre la materia en cuestión. En el caso del zángano flamenco, si lo comparamos con otras formas flamencas, hemos encontrado muy poco y bastante disperso, con el denominador común, además, de una cierta confusión y escasa fundamentación documental, salvo alguna que otra excepción. Esta forma flamenca carece de un estudio sistémico que analice, en profundidad, su estructura musical, variantes, parentescos y evolución.
Lo que exponemos a continuación es lo que, tras más de dos años de búsqueda, hemos encontrado en varias publicaciones tanto escritas como digitales. Asimismo, incluimos – aunque no sea el objetivo de esta aproximación – lo hallado con relación a la versión popular y bailable del zángano. Toda la información aparece ordenada cronológicamente:
-Ricardo Molina Tenor en Cante y Cantaores Cordobeses. Ediciones Demófilo, 1959. Pág.65: “Respecto a las derivaciones (del fandango de Lucena), hay una muy notable, que yo sepa, es la modalidad llamada ‘zánganos’ en las huertas de Puente Genil, especie de fandango ligero y bailable, que con certera intuición artística han recogido e interpretado magistralmente ‘Coros y Danzas’”.
–Anselmo González Climent en ¡Oído al Cante! (Concurso Nacional de Cante Jondo, Córdoba, 1959). Pág.63: “Son fandangos (sobre el fandango de Lucena) que están situados en esa corrediza frontera estilística que hay entre el sureste de Córdoba y el norte de Málaga. Se presentan aparentemente como epifenómeno cordobés del cante por ‘verdiales’, y es cierto que algunos puntos de roce podrían evidenciar este emparentamiento. Pero, de hecho, no se olviden, existen verdiales cordobesas. (El zángano pontanés también podría exhibirse como una modulación cordobesa de los ‘verdiales’).
-Antonio Losada Campos en el Diario Córdoba de 26/12/1960. Pág.83: “Quiero decirte, lector viajero, algo sobre la naturaleza de estos ‘verdiales’ de que te estoy hablando. Su origen, como todas las variedades de los fandangos, es de clara ascendencia arábiga. En cuanto a su modalidad localista, los ‘verdiales’ malagueños están muy emparentados con la ‘rondeña, que se deriva, como la verdial, de los primitivos fandangos de la región montañosa de Málaga. También tienen parentesco con los famosos fandangos de Lucena y muy especialmente con una variedad de los mismos, de aire alegre, vivaz y gracioso, que se canta y baila en el pago de las riberas del río Genil, muy próximo a Puente Genil al que los huertanos designan con el nombre de ‘Zángano’’. Este parentesco se explica por el que hay a su vez entre la ‘rondeña’ y el fandango lucentino. Esta variedad de fandango ha sido recogida e incorporada, con notable acierto, a su repertorio por ‘Coros y Danzas’, llevando a los escenarios españoles y extranjeros su preciosismo colorista”.
–Ricardo Molina en Cante y Cantaores Cordobeses. Ediciones Demófilo,1963. Pág.122: “De los fandangos de Lucena, Lavado derivó espontáneamente a los ‘Zánganos” de las huertas del Genil, que son proyección bailable de aquellos”.
-Antonio Mairena y Ricardo Molina en Mundos y Formas del Cante Flamenco. 1964. Pág. 288: “¿Cuándo nació el fandango de Lucena? No podemos asegurar nada respecto a la época de su formación. Lo cierto es que en la comarca hay diversas modalidades del mismo cante, tales como los ‘zánganos’’ de las huertas del Genil y los fandangos, ya casi perdidos, de Herrera”.
–Hipólito Rossy en Teoría del Cante Jondo. Editorial Credsa, 1966. Pág.225: “Antes de entrar al estudio individual de los principales estilos o cantos que componen este grupo, habrá que decir que la distinción entre fandango y fandanguillo estriba en que el fandango es ceñido a compás (ejemplo, el de Huelva y el bailable que va tras la malagueña de cante, al que también llaman bandola o zángano), y fandanguillos son la copla a ritmo libre…”.
-Francisco Luque Estrada en ABC de Sevilla, nº 19582, de 21/06/1966. Pág.83: “También continuarán esos atrayentes concursos de este estilo que tanto el próximo día de San Juan, en las Riberas de dicho nombre, como en el de Santa Ana, en la del Palomar, y San Pedro, en la Ribera Alta, tienen lugar, siendo en los mismos donde queda perfectamente saturado de cante bueno, el que profundamente lo siente, pues siempre sobresale el típico ‘Zángano’ de Puente Genil, que se viene entonando por los huertanos de la vega del Genil desde el año 1720, y que aprendido perfectamente de unos a otros, jamás pierde su auténtico y clásico estilo”.
–Francisco Luque Estrada en ABC de Sevilla, nº 20218, de 23/06/1968. Pág.66: “Las fiestas de San Juan en Puente Genil revisten enorme solemnidad, puesto que los huertanos de la florida Ribera Baja, que cantaban allá por el año 1771 el clásico ‘Zángano de Puente Genil’, aún siguen haciéndolo”[1].
-Juan García Ruiz Juan Hierro en una entrevista radiofónica[2] en la década de los 70: “Puente Genil se puede llamar como una de las cunas del flamenco, porque aquí nacieron grandes cantaores. En Puente Genil siempre se ha llevado el fandango de Lucena y el fandango de aquí, que le llaman el zángano, pero siempre ha gustado las malagueñas”.
-Varios Autores. Danzas de Córdoba. Recopilación 1940-1950 por la Delegación de la Sección Femenina de Córdoba. Publicaciones del Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Córdoba, 1983. Pág. 159: “ZÁNGANO. Baile de las huertas situadas a las orillas del Genil. Del testimonio de los ancianos de estos parajes parece deducirse que ya se conocía en el último tercio del siglo XVIII. Lo bailan tres grupos de tres. El nombre de zángano le viene de que el que baila en el centro de cada grupo es un hombre y baila alternativamente con las dos de los dos lados. Se ejecutaba este baile en las fiestas de Santa Ana de la Ribera Alta y en las de San Juan en la Ribera Baja. También, como en todas las poblaciones agrícolas, durante las recolecciones de frutos. Los instrumentos con los que se acompañan son guitarra, laúd, bandurria y castañuelas”.
-Pepa Guerrero Valdenebro en Así canta Andalucía (Raíces de su cultura folklórica). Editorial Confederación Española de Cajas de Ahorro, 1986. Pág. 64: “Fandango ‘El Zángano’. Tiene su origen en la ribera de huerta del Genil, donde se baila desde 1778 en las fiestas de la Patrona Santa Ana, en la Ribera Alta, y en la Baja el día de San Juan, Patrón de esta zona. También es costumbre bailarlo en las fiestas que se organizan con motivo de la recogida del maíz y otros cereales de aquella región. Este fandango se puede completar con coplas apropiadas. La voz no tiene punto determinado de entrada, como tampoco existe orden establecido en las diferentes variantes que constituyen la introducción final. El compás es de 3 por 4 y se acompaña con guitarras y palillos”.
-Angelita Martín Flores en una entrevista[3] realizada por Miguel Jiménez López en la Revista El Pontón, nº9. Asociación Cultural Amigos de Puente Genil, 1986. Págs. 4-5: “Mi afición a la danza me llevó a interesarme por los bailes autóctonos, el Zángano, el Fandango Pontanés y el Perdigón. El Zángano lo bailaron en la posguerra María Jesús y Carmen Moreno, Elisa y Pepilina Reina, en la puerta de la Purificación y con acompañamiento de orquesta. En la labor de rescate me ayudaron todas ellas, junto a María Reina Bajo y Mercedes Gómez de Cisneros, que diseñó los ropajes. Fuimos por todas las riberas y cortijos indagando, pero fue en Puerto Alegre, cuando estuvimos viendo bailar a varias hortelanas, donde nos indicaron la persona que nos asesoraría adecuadamente. Se trataba de Carmen Vida, una anciana que guardaba fielmente en la memoria todos los pasos del Zángano. Cuando montamos la primera actuación en el Hogar del Pensionista invitamos especialmente a esta buena mujer, que se encontraba ya en el asilo, para presenciar la danza. Cuando Carmen vida vio su deseo cumplido, lloró de emoción sin poder contenerse. El fandango de Puente Genil también está rescatado, pero mi ambición secreta es encontrar intérpretes del perdigón, un estilo desaparecido, que según mis noticias, conserva una familia de Sotogordo. Aunque parezca inmodestia he de confesar que organicé todos los grupos de Sección Femenina durante tres generaciones, hasta quedar en lo que hoy es el grupo ‘El Zángano’, al desparecer el organismo que nos tutelaba. Cuando falleció el siempre recordado José Bedmar ‘El Seco’, mis hermanos Miguel y Antonio continuaron, uno cantando y otro tocando la guitarra. No se me caen los anillos si digo que ambos han sido fundamentales para la pervivencia del grupo de baile. Cuando Antonio se ausenta, se resiente todo el conjunto y especialmente la rondalla”.
-José Manuel Caballero Bonald en Luces y Sombras del Flamenco. Algaida Editores, S.A. 1988. Pág.116: “En cuanto a la bandola o fandango abandolao podría decirse otro tanto. Su nombre parece venir del instrumento de cuerda llamado bandola y consiste en una especie de verdial desentendido de su servidumbre al baile. Oriundo del pueblo de Vélez, llegó a hacer las veces de punto de partida de otros muchos fandangos de la región que ingresaron, a su estímulo, dentro del flamenco. En esta línea están, entre otros relevantes ejemplos, las rondeñas, las jaberas, el zángano, el cante de los marengos, los fandangos de Lucena y de Cabra, etc., variantes locales todas ellas de la bandola”.
-Francisco Luque Estrada en Puente Genil 82 años de historia 1900-1982. Gráficas Soyma de Puente Genil. 1989:
“FESTIVIDAD DE SAN MARCÓS EVANGELISTA. En las Riberas de Huertas, se recolectan las fresquísimas lechugas con las que se hacen ensaladas de San Marcos, revestida con huevos duros, llevando además instrumentos de cuerda, como guitarras, bandurrias, flautas, laudes y acordeones para bailar el típico Zángano, y otros estilos”. (Pág.332)
“COROS Y DANZAS DE PUENTE GENIL. El mencionado Grupo Artístico viene participando en los Concursos de Coros y Danzas, del año 1943, habiendo quedado magníficamente clasificado en todas sus actuaciones en pruebas provinciales, regionales e incluso nacionales. Los mayores éxitos que ha obtenido este grupo folklórico han sido en los concursos con bailes de Puente Genil, ‘El Zángano’ y el ‘Fandango’, bailes pontanos que se han sabido rescatar y conservar para volver al pueblo a enseñar a cuantos han querido no perder nunca las raíces de este arte que arranca de las huertas del Genil”. (Pág. 360)
-Aurelio Gurrea Chalé en el artículo EL Chacarrá de la revista Aljaranda, nº4. Excmo. Ayuntamiento de Tarifa, 1992. Pág. 22: “El baile en trío, llamado también ‘zángano’ como en Málaga o Puente Genil, es ejecutado por dos mujeres y un hombre con el ritmo de mudanzas seguidas, los cuales se van desplazando dango giros y cruzándose entre sí como tratando de realizar una trenza con la imaginaria estela que van dejando sus cuerpos en movimiento”.
-Juan Ortega Chacón en el artículo Puente Genil, encrucijada de la Revisa Azahara. Asociación Centro Cultural Cordobés Azahara, 1993. Pág. 38: “Debía de existir, a principios de siglo, una predisposición, un riquísimo magma flamenco. Estaban abiertos sus aires, su especial sensibilidad fronteriza, a la rosa de los vientos de todos los cantes. Se bailaban y cantaban los ‘zánganos’ en las fiestas ribereñas”.
-Ángel Álvarez Caballero en Arte Flamenco, Volumen II. Ediciones Orbis, S.A. 1993. Pág. 184: “Con el nombre de zángano se conoce un fandango de Puente Genil que en realidad es una variante del cante de Lucena. También es subsidiario, en consecuencia, de los aires de verdiales malagueños. Como estilo flamenco no tiene aún mucha historia, pues fue Fosforito quien hace unas décadas creó esta nueva forma jonda a partir de un fandango folclórico bailable muy popular en las riberas alta y baja del Genil. Este fandango se acompañaba, como el verdial, con instrumentos de pulso y púa, tal que bandurrias, laúdes, guitarras, etcétera; la letra o canto se subordinan a la danza, de gran belleza y simplicidad. ‘Fosforito’ percibió que en el mismo había materia para una recreación puramente flamenca, y abordó el empeño con sus peculiares intuición y acierto. Otros cantaores – en primer término, su paisano Pedro Lavado – le secundaron y afirmaron definitivamente el estilo, que vivió años en que fue bastante interpretado. Hoy la situación no es la misma, pues el zángano solamente se oye muy de tarde en tarde en labios de algún cantaor cordobés especializado en los cantes de la tierra”.
-Joaquín Ruiz Millán en la revista El Pontón, nº 80. Asociación Cultural Amigos de Puente Genil, 1993. Págs. 1-6: “La Danza Folklórica que ha alcanzado más popularidad en Puente Genil y quizás sea la única que ha existido, al menos en la época que nos ocupa, es la denominada “El Zángano”, la cual al igual que en otras regiones de España, se ejecutaban otras similares, para festejar el final de las cosechas. El llamado “El Zángano”, es una especie de fandango bailado muy popular y genuino de Puente Genil, que se bailaba con motivo de la recolección del membrillo en una fiesta final celebrada en la ribera de huertas. Este baile, que casi llegó a perderse, fue recuperado en 1943 siendo su primera presentación en un Concurso de Coros y Danzas celebrado en Córdoba el año 1944. También actuó un coro de voces femeninas, que bajo mi dirección, interpretamos la habanera “Dime por qué”, “Las Campanas (Balada), una composición obligada en Latín, y “Alondras y Ruiseñores”, de Miguel Romero y Miguel Gant, transcrita por D. José Arcos Cosano para 3 voces femeninas a Coro, con la cual conseguimos ser finalistas con Córdoba capital. Este certamen provincial se celebró en el Cine Góngora, de cuyo acto conservo algunas fotografías. A partir de esa fecha no dejó de promocionarse el Arte Folklórico pontanés, sucediéndose nuevos valores tanto en su Dirección como en su ejecución, incluyendo en su repertorio otros bailes como los Verdiales de Málaga, Tanguillos de Cádiz, Fandangos de Córdoba y Lucena, etc. Es de justicia resaltar la meritoria labor de Angelita Martín Flores, excelente Profesora, junto con sus hermanos y un gran número de componentes innumerables, imposibles de citar, pertenecientes al Grupo artístico denominado “El Zángano” y su derivado “El Zanganito”, super conocidos ambos por su muchos éxitos cosechados en España y en el extranjero”[4].
-Agustín Gómez en Historia del Flamenco de Ediciones Tartessos.1995: “EL ZANGANO. No hemos encontrado el cante del zángano en las 78 r.p.m del flamenco. El primero en nuestra experiencia ha sido ‘’Fosforito’. Su antecedente puede ser el baile del zángano y el fandango de Puente Genil, ambas formas, bailables y folclóricas que todavía se mantienen intactas. La primera es acompañada de guitarra, laúd y castañuelas, en las fiestas de Santa Ana, de la Ribera Alta, y en las de San Juan, en la Ribera Baja. Su letra más característica dice así:
‘Hortelano soy señora,
de la huerta del Sotillo,
traigo rabanillos tiernos,
pero pican un poquillo’.
El nombre de zángano lo toma del bailarín que alterna con dos mujeres.
La segunda se interpreta en las fiestas patronales de Los Rabanales y Cañada de la Cima. Se acompaña de guitarra y castañuelas en cualquier compás. Una letra dice:
‘Porque te canto una copla
te mantienes en el baile,
no me mires con desaire
con esa cara de rosa,
que no hay otra que te iguale’.
‘Fosforito’ fijó en él un cante abandolao que tiene su arranque de la Rondeña que canta Jacinto de Almadén en la Antología de Hispavox. Son coincidentes las maneras de cantar estos versos:
de Jacinto:
‘Navegando me perdí…’
de ‘Fosforito’:
‘Con el polvo del camino…’
En lo que sigue aparece ya la expresión más cordobesa de ‘Fosforito’ hacia una verdial natural:
‘Con el polvo del camino
y el agua de la ribera
se ha puesto mi niña enferma
quiera Dios que no se muera’.
La grabó ‘Fosforito’ en una serie de verdiales distintas en sus primeras grabaciones de sello Philips. Pedro Lavado modifica la línea melódica de arrancada para eliminar todo recuerdo de rondeña, cuando canta esta letra:
‘Hay un mu señor paseo
de la Puente hasta Lucena
que yo ando paso a paso,
por ver tu cara morena
y nunca me haces caso”.
Sin embargo, cuando grabó para RCA en su Nueva Gran Antología Flamenca aparece de idéntica manera de ‘Fosforito’ con estas letras:
‘Los membrillos de mi pueblo
son dulces y algunos agrios;
pero en cambio las mozuelas,
cuando les besas los labios,
saben a miel y a canela’
Esta otra es más personal:
‘En Puente Genil nací
y mis hijos en Lucena,
y a la hora de mi muerte
quiero que me entierren a mi
en Lucena o en La Puente’
-José Martín Salazar en Las malagueñas y los cantes de su entorno. Asociación Cultural Guadalfeo, 1998. Pág. 225:
“¿Fandango de Lucena? ¿Zángano de Puente Genil?”
“Ricardo Molina en ‘Cante y Cantaores Cordobeses’ menciona al zángano de Puente Genil, del que dice ser un fandango bailable; en otras localidades también se da el nombre al fandango que baila un solo hombre con varias mujeres”.
“En 1964, el cantaor de Puente Genil, Pedro Lavado, impresionó este fandango con el nombre de ‘zángano’ en un disco de Hispavox titulado ‘Café de Chinitas’. Veinte años después el mismo cante aparece grabado en la ‘Magna Antología del Cante Flamenco’ de Hispavox, cantado por el Chaparro como fandango de Lucena. Ése es el porqué de los interrogantes que aparecen en el título del presente apartado”.
-Francisco Calzado Gutiérrez en Los Fandangos de Lucena (Cantes de viejos oficios, ambientes y artista lucentinos). Colección de Escritores y Temas Lucentinos, 1998. Págs. 253-254: “Se conoce el zángano primitivo, con connotaciones folclóricas, y por tanto bailable, que está emparentado con el primitivo fandanguillo de Lucena, también bailable, y del que existen muchas y preciosas letras.
Posteriormente, y como consecuencia del extraordinario auge del fandango, el zángano evoluciona hacia formas más flamencas, teniendo bastantes similitudes con la rondeña y terminando de forma parecida al fandango de Lucena. El impulso del mismo se debe a los extraordinarios cantaores que ha tenido Puente Genil como fueron: José Bedmar ‘El Seco’, ‘El Niño del Genil’, ‘El Niño Hierro’. Posteriormente: ‘Frasquito’, Pedro Lavado y el genial Antonio Fernández Díaz ‘Fosforito, y actualmente: Julián Estrada y David Pino”.
-Antonio Berral Cardeñosa en La Ribera Baja (aquello que fue). Caja Sur y con el patrocinio de la Asociación Cívico Cultural San Juan Bautista de la Ribera Baja, 1999: “Ahora como entonces, sería digno de ver a nuestras abuelas bailando el ‘Zángano’. Aquél airoso y movido Fandango, evolucionando al compás de su música y sus vivos compases, moviendo los amplios vuelos de sus largas faldas, acompañándose con castañuelas adornadas con cintas de seda de todos los colores, elevando los brazos al aire trocándolos con el movimiento de los pies en un alarde de giros, trenzados, o entrecruzados con sus parejas y mudanzas como requieren tan lindo baile. Danza que se baila a tres. Dos mujeres y un hombre, las mujeres en los extremos y el hombre en el centro, alineados. Al comenzar la música, el hombre quieto y las mujeres bailando en los extremos. Al iniciar el canto, entre giros, braceos airosos y movimientos de pies al compás de los punteos, las damas se mudaban de lugar entrecruzándose con el ‘Zángano’, o ‘bailaor’, que permanecía en el centro hasta que acababa el canto y comenzaba nuevamente la música. Dicho baile, que se acompaña con música de guitarra, panderetas, castañuelas y otros instrumentos, es de ritmo vivió y alegre, con vistosos movimientos y aire de Verdiales.
Nuestros abuelos, además del Fandango también bailaban el Bolero, la Jota y ¡Cómo no! Sevillanas.
A decir de nuestra madre, María la de Pascual, Frasquito Gálvez y nuestra abuela materna, Apolonia Merino, era el trío que mejor bailaba ‘EL Zángano’, en todo la Ribera Baja”. (Págs. 68-69)
“El fandango, baile popular español muy antiguo, de cuyos orígenes se sabe poco, hacia el S.XVIII ya se había extendido por la meseta castellana, la Mancha, Andalucía, Extremadura y el levante peninsular llegando hasta Baleares, Aragón, Asturias y Galicia. El fandango que ahora nos ocupa, no es otro que el llamado en términos flamencos ‘Fandango de Puentegeni’: Cante con raíces de ‘bándolas’ o ‘bandolás’ cuyos orígenes ascienden a las mismas fuentes que el ‘Fandango de Lucena’.
El ‘Fandango de Lucena’, según nuestro querido paisano y amigo Juan López (Juanele), periodista y gran comentarista taurino, miembro del grupo literario ALAN, lucentino de pura cepa, fue llevado hasta aquella ciudad cordobesa por los carreros y arrieros de Lucena que bajaban con sus cargamentos hasta Málaga.
Por la misma ruta, por influencias de aquel o por vías diferentes, el fandango llegó a Puentegenil, donde fue adoptado con el nombre genérico de ‘Zángano’. Del fandango de Puentegenil se conservan las dos versiones: La flamenca clásica y la modalidad popular bailable. El ‘Zángano’ bailable o fandanguillo, es una danza airosa y vivaz con reminiscencias de verdiales, que, en La Ribera Baja, en su mocedad, bailaban nuestros abuelos con la guitarra, castañuelas y coplas populares, intercaladas entre las distintas mudanzas de aquel garboso baile. El ‘Zángano’ lo bailaban entre tres: dos mujeres y un hombre.
Las coplas que reunimos aquí – a saber, dónde nacieron y quiénes fueron sus autores -, son escasas pero auténticas. Recogidas de las voces de nuestros mayores, a los que en contadas ocasiones oímos cantar o nos fueron recitadas como en una rememoración de aquellos cantes y bailes, con los que alegraban sus fiestas y reuniones.
Nótese que, en lo cantes populares, tanto en la versión flamenca clásica como en la modalidad bailable, al fandango, por lo común, corresponde una copla de cinco versos, aunque al cantarla repiten uno de ellos para acompasarla a los tiempos musicales; convirtiendo la copla en una composición poética de seis versos. Nótese también que para los mismos cantes emplean igualmente cuartetas, o coplas clásicas; repitiendo dos veces uno de aquellos versos, aunque intercalándolos de muy diversas maneras.
Las letras que se recogen aquí son de cinco y de cuatro versos y se presentan tal y como suelen cantarse. Hemos numerado los versos correlativos, dentro de cada una de las diversas composiciones, para que el lector pueda seguir el hilo del texto. Podemos apreciar así, la ductilidad de tan sencillas creaciones y soltura popular en el manejo de las mismas, a la hora de trasladarlas al canto.
2-‘Con el pelo arremangao… 1- ‘Hortelano soy, señores…
1-Me gusta mi Mariquilla 1- Hortelano soy, señores.
2-con el pelo arremangao 2- de la huerta Del Sotillo
3-la enagua por las rodillas 3-traigo rabanillos tiernos
4-y el refajo colorao 4-pero pican un poquillo.
5-el color de las mejillas’. 1-hortelano soy, señores…’
2-‘Que anoche te la medí… 2-‘Que el río no pierda el vao…
1-Tienes una cinturita 1-Padre mío, que no llueva
2-que anoche te la medí, 2-que el río no pierda el vao
3-con vara y media de cinta 3-que pase mi novia a verme
4-catorce vueltas te di 4-que vive en el otro lao.
5-y me sobró una poquita’. 1-padre mío, que no llueva’.
1- ‘Con el polvo del camino… 2-‘Y esa toca madroñera…
1-Con el polvo del camino 1-Con ese pañuelo é raso
2-y el agua de la reguera 2-y esa toca madroñera
3-se ha puesto mi niño malo 3-parece que vas diciendo
4-quiera Dios que no se muera. 4-que no eres aceitunera.
1-con el polvo del camino…’ 1-con ese pañuelo é raso…’
1-‘Agua menudita llueve 2-‘No bebas agua de noria…
2-pronto caerán las canales 1-Manolito, Manolito,
1-agua menuita llueve… 2-no bebas agua de noria
3-ábreme la puerta, cielo, 3.-que to pones amarillo
4-si no quieres que me cale. 4-y no te quiere tu novia
1-agua menuita llueve…’ 1-Manolito, Manolito…’
(Págs. 86-87)
-Antonio Sierra Aranda en Pequeña gran historia del flamenco. Diputación de Córdoba, 2001. Pág. 178: “Según cuenta Márquez Cabello, el zángano se cantaba en nuestras riberas y, sobre todo, en el desgrane del maíz, al cual acudían los vecinos para ayudarse entre ellos y, al final, el beneficiado obsequiaba con una fiesta donde no faltaba el vino y los cantes de la tierra.
Y es que el marco de la huerta y sus riberas propicia el fandango bailable del zángano como el cuartel de Semana Santa lo hace con la saeta cuartelera o como el verdial en el verdeo o como la serrana en la sierra.
El zángano, aunque conocido en su tierra, gracias a la loable labor de la Sección Femenina Local, al trabajo de rescate de Angelita Martín Flores y Mercedes Gómez de Cisneros, que indagaron por las huertas y las riberas del Genil, que fomentaron la representación cantada y bailada del mismo, es justo decir que cobra carta de naturaleza y su auténtico rango flamenco cuando ‘Fosforito’ lo grabó, prestándole su impronta artística y su indudable personalidad. Zángano: versión primitiva bailable, con connotaciones folclóricas, que está emparentado con el fandanguillo de Lucena.
En su faceta artística, a Pedro siempre le interesaron todos los cantes, cantes que supo interpretar con arte y pureza ejemplar. Sintió amor filiar por los cantes de su comarca: fandangos de Lucena y su parentela malagueña, desde los verdiales hasta las malagueñas propiamente dichas. De los fandangos de Lucena (verdaderas obras de arte) derivó espontáneamente a los zánganos de las huertas del Genil que, como todos sabemos, son proyección bailable de aquéllos.
-Jesús Asensi Díaz en el artículo El “Zángano” de Puente Genil en la Discografía de “Fosforito”. La Uvita (Revista Informativa Ilustrada de la Asociación Manantera de Puente Genil en Madrid), 2002: “El singular enclave geográfico de Puente Genil es el fundamento de las influencias flamencas que ha recibido, pero, también, en su seno, en el corazón de su exuberante vega, en sus huertas y membrillares surgió un cante bailable, popular, de indudable raíz folclórica denominado ‘zángano’. La huerta, además de laboriosa, sabía festejar los momentos importantes de su ciclo productivo. Según cuenta Márquez Cabello, el ‘zángano’ se cantaba a finales del s. XIX en las riberas del Genil, sobre todo, en el desgrane del maíz, al cual acudían los hortelanos para ayudarse entre ellos. Cuando se terminaba la faena, se organizaba una amena reunión donde se comía, se bebía el buen mosto pontanés y se cantaba y se bailaba el ‘zángano´. Por tanto, sus primeros intérpretes fueron, sin duda, los hortelanos como atestiguan una de sus letras más antiguas:
‘Hortelano soy, señora
de la huerta del Sotillo
traigo rabanillas tiernas
pero pican un poquillo’.
Otras fuentes nos indican que se interpretaban, tradicionalmente, en las festividades de Santa Ana, celebradas en la Ribera Alta y en las de San Juan, de la Ribera Baja, pequeños núcleos huertanos, hoy aldeas anexas a Puente Genil. Este primitivo ‘zángano’ bailable (su nombre previene de que el que baila en el centro de un grupo de tres, es un hombre que lo hace, alternativamente, con las dos mujeres que tiene a cada lado) fue quedando en el olvido y gracias al recuerdo de los más viejos hortelanos y a la loable labor de la Sección Femenina local, pudo ser recuperado y transcrito musicalmente entre 1940-1950, para ser cantado y bailado por los Coros y Danzas de la Sección Femenina que lo divulgaron. El cantaor local José Serrano Alameda ‘Cañitas’ (1911-1991), interpretaba el ´zángano´ con un sabor muy especial, ya que lo conoció a través de sus antepasados que eran hortelanos. También lo cantaba Pedro Lavado (1932-1998) con gran conocimiento.
Cualquiera que sea su emparentamiento con el fandango lucentino o con los verdiales, lo cierto es que el ‘zángano’ adquirió personalidad propia y auténtico rango flamenco, cuando ‘Fosforito’ lo recogió con cariño y lo transformó, elevando su base folclórica a la categoría flamenca. Como indica Agustín Gómez: ‘Fosforito’ fijó en el zángano un cante abandolao que tiene arranque de rondeña, resolviéndose, después, de forma muy personal, en una verdial natural’.
‘Fosforito’, grabó el ‘zángano’, en 1958, en un disco de 45 r.p.m. (Philip) en el que hace un cante que comienza por Fandango de Lucena, sigue con el Zángano y termina con Verdial, acompañado a la guitarra de Alberto Vélez. Sabia conjunción la del cantaor pontanés que nos ofrece la posibilidad de diferenciar los matices y distinciones de cada uno de estos cantes y analizar su emparentamiento.
Las letras tradicionales del ‘zángano’ se refieren a las actividades y productos de la huerta, pero también, son frecuentes, las de requiebro amoroso, como la que canta ‘Fosforito’:
‘Que adelanto con quererte
si no te tengo a mi vera
daría mi vida entera
porque pudiera tenerte
conmigo hasta que me muera’.
Desde el punto de vista métrico, la estrofa del ‘zángano’ es una quintilla menor, es decir, una estrofa de cinco versos de arte menor, que riman en consonante, aunque, también, las hay que adoptan la forma de copla, de cuatro versos.
En el año 1971, ya en su plena madurez ‘Fosforito’ grabó otro ‘Zángano’, acompañado a la guitarra por Paco de Lucía, incluido en el volumen 3 de la Selección Antológica que realizó para la casa Belter. Antonio, dejó fijada la estructura rítmica del ´zángano’ flamenco, con personales y ricos matices aportando una letra propia que los engrandece aún más al exaltar a su querido pueblo, sus besanas, sus olivares y viñedos y, por encima de todo, al Divino Nazareno ‘El Terrible’, para los pontanos.
Por último, en 1974, y también con Belter, ‘Fosforito’ grabó un tercer ‘Zángano’ que lo consolida y engrandece, junto al resto de los palos flamencos, siendo suya esta emotiva letra:
‘Tierra donde yo he nacío
nunca me olvido de ti
yo te llevo en el sentido
pueblo de Puente Genil’.
Y, hasta aquí, esta breve referencia a un cante liviano, no sé si llamarlo ‘chico’, pero en este caso transformado y engrandecido por ‘Fosforito’.
-María Dolores Baena en Ruta del Califato: un recorrido histórico-monumental de Córdoba a Granada. Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, 2005. Pág.140: “hasta este pueblo llegan los aires de la sierra de Ronda a través del Río Genil, que transforma la rondeña en zángano al llegar el Pontón de Don Gonzalo”.
-José María Velázquez-Gaztelu en Rito y Geografía del Cante Flamenco (edición completa, restaurada y documentada). VOL. III. Círculo Digital, S.L. 2005.Pág. 68: “Zánganos de Puente Genil. Dentro de los fandangos abandolaos, es decir, aquellos que poseen un ritmo similar al verdial, aunque más ralentizado y parsimonioso, el zángano tiene características propias y es original de la localidad cordobesa de Puente Genil”.
–José Manuel Gamboa y Faustino Núñez en Flamenco de la A a la Z (Diccionario de términos del flamenco). Espasa Calpe, S.A, 2007. Pág. 608: “Zángano. Modalidad cordobesa de Puente Genil. Se hace flamenco cuando Antonio Fernández Díaz ‘Fosforito’, lleva en 1957 un fandango de su tierra al terreno del cante flamenco”.
–Paco Vargas en EL flamenco en Málaga. Historia y actualidad de su cante y artistas. Almuzara, 2010. Pág. 55: “El ‘Zángano de Puente Genil’ es un fandango claramente inspirado en otro de los estilos de Cayetano, el que responde con la letra ‘Se lo cuentan a mi mare’. En ambos casos, sin embargo, encontramos la mano del artista, que con su capacidad creadora versiona cantes conocidos para darles matices nuevos, aunque apenas sean perceptibles, hasta conseguir un cambio que acaba siendo ley. En el caso que nos ocupa, ese artista es Antonio Fernández Díaz, ‘Fosforito’, última Llave de Oro del Cante, y maestro reconocido que imprime carácter propio a todo lo que canta”.
-Carlos Delgado en la revista El Pontón, nº307. Asociación Cultural Amigos de Puente Genil, 2014. Pág.4: “Una de las agrupaciones que con más éxito ha paseado el folclore de Puente Genil por el mundo ha sido el grupo de danzas El Zángano. Reminiscencia de la antigua Sección Femenina de Falange, es un ejemplo de cómo el pueblo español supo afrontar el cambio de régimen si odios, sin buscar revanchas ni abrir antiguas heridas. Fue fundado como sección de los Coros y Danzas de Falange tras la Guerra Civil. En su creación participaron antiguas miembros de las camisas viejas de Falange como María Jesús Moreno y otros nuevos valores de la época de posguerra como Mercedes Gómez de Cisneros y Angelita Martín Flores. Y aunque durante algún tiempo el trabajo de Mercedes fue de importancia, hay que reconocer que la verdadera valedora y mantenedora de este grupo fue Angelita Martín. Fruto del trabajo de ambas fue la recuperación de las danzas y cantos tradicionales de las huertas de nuestro pueblo. De manera casi artesanal, visitando a las hortelanas ancianas que recordaban los bailes de sus años mozos, fueron haciendo acopio de material para crear una guía que se publicó de cómo eran aquellas piezas. Y ‘de oído’ (entonces no estaban al alcance de casi nadie las grabadoras) fueron aprendiendo los cantos que se entonaban para acompasarse”.
-Mercedes Gómez de Cisneros en el artículo Recuerdos del Zángano y del Pueblo. Revista El Pontón, nº308. Asociación Cultural Amigos de Puente Genil, 2014. Pág. 17: “Cuando yo llego a la Sección Femenina, ya María Jesús Moreno había recogido el Zángano, nuestro baile popular. Nos lo enseñó a Angelita y a mí y nosotras a medio pueblo. María Jesús nos decía que también existía un fandango, pero no habían conseguido recogerlo. Entonces, nos pusimos a buscar a la persona de las huertas que lo sabía, nos lo enseñó y nosotras lo transmitimos a los distintos grupos que teníamos formados para que se divulgara y no se perdiera. Nos contaba, que estos bailes los bailaban en los ‘acabaos’ de la recogida de las cosechas y finales de las tareas del campo. Así, se reunían, se trataban e incluso salían bodas de esos encuentros. Si tenían algún guitarrista con ellos o algunas castañuelas, acompañaban el baile y si no, marcaban el compás con lo que tenían a mano, como dando con un cubierto en el relieve de las botellas de anís, dando con una alpargata en la boca de un cántaro o golpeando dos cubiertos el uno con el otro”.
–Daniel Pino en Corrala del Cante (página WEB), 8 de julio de 2016[5]: “‘Zánganos’, así, en plural. Realmente, como estilos flamencos, son dos las versiones creadas en la localidad: la de Fosforito y la de Pedro Lavado. El tronco común de ambos cantes es el zángano en su estado folclórico. Parece ser discutible el lugar de origen de la versión popular, pues además del zángano folclórico de Puente Genil, se encuentran otros de semejantes características melódicas dispersos por localidades malagueñas e incluso por la costa granadina.
Hubiera sido mi deseo haber dado con alguna grabación del zángano popular de los años cincuenta llevadas a cabo por algún intérprete pontanés, para tratar de ofrecer más coherentemente el salto de la fase folclórica a la fase flamenca dentro de la localidad. No me ha sido posible por ahora. No obstante, para su ilustración bien puede valer una interpretación del cantaor malagueño Juan Villodres, cantando para un grupo de coros y danzas de aquellos años, con acompañamiento de guitarras y bandurrias, bajo el título de ‘Fandangos de la siega’.
En mi opinión, referirse al ‘Zángano de Puente Genil’, en singular, resulta poco preciso. Al día de hoy son dos los estilos de zángano existentes en la localidad, como ya apuntaba arriba. Veamos cada uno de ellos.
ZÁNGANO DE FOSFORITO: Fue el primero que se registró en la discografía, en uno de los EP publicados en 1958, con la guitarra de Alberto Vélez. Comienza el corte con un fandango de Lucena, prosigue con el zángano y lo remata con un verdial. Para desarrollarlo, Fosforito recrea el zángano a partir del primer tercio tomado del fandango de Cayetano Muriel (“Se morirá de seguro”, por ejemplo). Después de esta grabación volvería a grabarse en 1969 y 1971, con la guitarra de Paco de Lucía, pero en ambas nuevas ocasiones como cante autónomo, sin la concurrencia de otros estilos. Entre los cantaores que han seguido el zángano de Fosforito se encuentran Pedro Lavado, Curro de Utrera, Manuel Gerena o La Tobala.
ZÁNGANO DE PEDRO LAVADO: Me atrevería a denominarlo como el zángano valiente. Como cantara Chaparro, se trata de un ‘cante de poder’. Para crear esta versión, Pedro Lavado recurrió al primer tercio de la rondeña (versión transmitida por Almadén, no la de Rafael Romero). En algunas grabaciones suyas se puede observar cómo hace el primer cante en la versión de Fosforito, que comienza en un tono más bajo, y posteriormente remata el zángano con la suya propia, que se inicia en una tonalidad más alta. Se grabó por primera vez en 1964, para el disco colectivo Café Chinitas, con Melchor de Marchena a la guitarra. Entre los cantaores que han registrado el zángano de Pedro Lavado se encuentran Curro Malena, Manuel de Paula, Curro Lucena, Gabriel Moreno, El Chaparro o Pedro Obregón”.
-Miguel Ángel Jiménez Valverde en Aproximación Biográfica de El Niño del Genil. La Droguería Music, octubre 2016. Págs. 189-191: “Queremos hacer un inciso para hacer un comentario sobre el ‘Zángano flamenco de Puente Genil’. El que suscribe lleva toda la vida leyendo y escuchando que el ‘zángano flamenco’ es una evolución del ‘zángano folclórico’, y hasta que aparezcan nuevos estudios nos situamos con ciertas dudas con respecto a tal afirmación, y explicaremos por qué. Sabemos que hay dos formas de empezar el ‘zángano flamenco’: el primero salió al mercado de la historia flamenca en 1958 en la voz de ‘Fosforito’ con la letra ‘Que adelanto con quererte’, y que está inspirado en el primer verso del fandango personal de ‘Cayetano Muriel’, sirva de ejemplo ‘Se lo cuentan a mi madre’. La segunda versión aparece en la discografía en 1964, en el magnífico disco ‘Café de Chinitas’, y es el gran cantaor Pedro Lavado el que nos lo canta basando ese primer tercio en la rondeña – versión de ‘Jacinto Almadén’ en la famosa ‘Antología de Hispavox 1955 (‘Navegando me perdí’) – que tendría como ejemplo la letra ‘Me gusta mi Mariquilla’. Bien, ambas versiones comparten segundo verso, que es el de la citada ‘Rondeña’ pero al que se le suele añadir un ‘ay’ al final, con lo que parece estar claro que tanto una como otra versión tiene clara su fuente, ‘Cayetano’ y ‘Rondeña’ respectivamente, tal y como hemos apuntado. Resulta que ambas versiones comparten igualitariamente los versos cuatro, cinco y seis, que en alguna ocasión ‘Fosforito’ le añadiera al verso un ‘ay’ perfectamente ligado, entendemos que esos tres versos son iguales. La pregunta es ¿Qué música folclórica, de la zona o no, da origen a esos tres últimos versos? ¿Cuál es la aportación del zángano folklórico al zángano flamenco? Que hayamos podido observar, solo el zángano folklórico le ‘presta’ el tercio 4, el resto es personal y/o de nuevo cuño. Entonces, entendiendo que para llamarse evolución ese proceso de cambio debería darse el mayor grado en el cuerpo musical, ¿se puede tomar este hecho como una evolución? Según nuestro criterio, si la única similitud es el préstamo de ese cuarto verso, definitivamente nos parece exagerado tildarlo como evolución, el zángano folklórico no puede tener esa patente, más bien es una composición que toma como fragmentos de otros fandangos, ya sea el de Cayetano, la Rondeña y el Zángano popular, y que se resuelve con talento y sentido musical para dar a luz un cante perfectamente terminado.
Sea como fuere ‘Fosforito’ es el primero en grabarlo y se ha tenido a bien llamarlo zángano, la nomenclatura quizás radique en que ese cuarto verso al que aludíamos tiene la importancia de definir el estilo, pues durante el tránsito del cante es en ese punto donde se identifica le cante sin lugar a dudas.
Puede el lector acudir a los registros sonoros mencionados y comparar detenidamente para comprobar lo que manifestamos. Si en un futuro aparece un trabajo que exponga otro punto de vista convincente, esteremos encantados de rectificar y aprender, que al fin ya la cabo es de los que se trata, hay que no está en nuestro ánimo competir para engordar egos”.
-Álvaro de la Fuente Espejo en Los Caminos del Cante (página WEB), 25 de noviembre 2016[6]: “Sin salirnos del estudio, el apasionado aficionado local Pedro Sillero, con la joven y pujante guitarra de Juan Lavado – no hace falta señalar de quién es nieto -, demuestra sus buenas condicionas cantaoras y formidable conocimiento con una malagueña rematada con un zángano. Zángano dicho al más fiel estilo de ‘Perico Lavado’, al comenzar con el primer tercio MUSICAL de la rondeña valiente (ejemplo: ‘Navegando me perdí’, de Jacinto Almadén), detalle que lo diferencia, desde un punto de vista estrictamente melódico, del zángano de ‘Fosforito’. En todas las grabaciones de zánganos que tiene nuestra Llave de Oro del Cante” (‘Nazareno y olivares’, ‘Tierra donde yo he nacío’ …), hemos comprobado cómo siempre comienza con el primer tercio MUSICAL del fandango de Cayetano Muriel (‘Se lo cuentan a mi mare’) y JAMÁS con el de la anterior rondeña como hasta ahora se ha sostenido, insistentemente, en Puente Genil (aficionaos y estudiosos) o en publicaciones de eminentes flamencólogos. En las grabaciones – no en todas – de Perico sí que lo observamos (‘Me gustá mi mariquilla’, ‘En Puente Genil nací’ o ‘Los membrillos de mi pueblo’), por lo que creemos, EN PRINCIPIO, que esa salida melódica ‘arrondeñá’ es una aportación exclusiva del bueno de ‘Perico’ “.
-Juan Ortega Chacón en Puente Genil: Cien años de Arte Flamenco y cincuenta del Festival de Cante Grande Fosforito. Diputación Provincial de Córdoba y Excelentísimo Ayuntamiento de Puente Genil, agosto 2018:
“Según contaba Pedro y guardan memoria sus descendientes, el padre falleció muy joven lo que obligó a la señora Pura, viuda, con cuatro hijos y en tiempos difíciles, a tener que buscarse la vida y a todos, a empujar desde la infancia para sacar la casa adelante. De otra parte, nos consta que esa señora fue la primera ‘fuente’ inspiradora de afición al cante flamenco y de la sensibilidad artística de sus hijos ya que estaba dotada de una excelente voz, conociendo los cantes. Por sus contactos con el mundo rural y de las huertas escuchó en sus orígenes el ‘zángano’ y otros fandangos y cantares de la zona, así como las nanas”. (Pág.128)
“(Refiriéndose a Pedro Lavado) Lo más sobresaliente, a nivel local, es su manera de interpretar el Zángano de Puente Genil. Sus interpretaciones, junto a las de ‘Fosforito’, resultaron determinantes para su ‘consagración’ como cante diferenciado, incluso con su ‘ramita’ en los ‘árboles flamencos’ que proliferaron por los años sesenta.” (Pág.148).
“A mi juicio, dos fueron las aportaciones de Perico al zángano pontanés. De una parte, en sus letras relacionadas con los hortelanos, sus labores en las riberas pontanensas para que no se dudara nunca de su origen. He aquí dos de ellas:
‘Nació de los hortelanos ‘Los membrillos de mi pueblo
el Zángano de La Puente, son dulces y algunos agrios,
cuando desgranaban maíz pero en cambio las mozuelas
en sus ferias ribereñas cuando le besan lo labios
a orillas del Genil”. saben a miel y canela”.
El otro aporte consistió en matices en su interpretación. Le oí contar que él se lo había escuchado a su madre Pura, que lo cantaba a media voz recogido de sus contactos con los hortelanos que le suministraban productos para su puesto. También que se lo escuchó a ‘Malos Pelos’ en la taberna de Perailes y a Juan Hierro, por lo que ya se había ‘engrandecido’ en los años cuarenta. Pedro, sobre lo escuchado lo acomodó a su voz, modificando en algo su línea melódica de arrancada (recuerda a Varea y Juanito Almadén) alejándolo de la rondeña. En consecuencia, resulta más averdialado”. (Pág.149).
“Parece lógico pensar, que la importancia de las huertas, regadas por el Genil y sus feraces riberas, junto a otras faenas temporeras, pudieron propiciar las reuniones festeras y familiares en fechas o eventos concretos en los que los bailes y danzas, junto a músicas de instrumentos rudimentarios, cantares alusivos o de carácter amoroso, los que escenificaron idílicas celebraciones. Junto al eterno argumento de los quereres y desamores, el paisaje de la huerta y las anécdotas vitales, esmaltarían las letras de fandangos bailables que, en evolución más o menos artística, emparentados con los aires ‘averdialados’ dominantes en toda esta amplia zona, como un soplo mediterráneo, nos parecen la base folclórica de los que acabarían conformando el residual fandango local y engrandecido ´Zángano’. He aquí dos letras testimoniales y antiguas:
‘Con el polvo del camino ‘Acaba ya de salir
y el agua de la reguera lucero de la mañana
se ha puesto mi niña mala, que te está esperando el alba
quiera Dios que no se muera’. en el puente del Genil?
Esta última letra la hemos escuchado en un ámbito geográfico muy dilatado añadiendo, en algunos casos, como estrambote un último verso: ‘a las seis de la mañana’. Su emparentamiento con los de otros lugares relativamente cercanos es evidente, prototipo de bailes-danzas de labor: así, los del ‘Abejorro’, ‘Mosca’, ‘Cacharrá’ o ‘Chachucha’. Casi siempre con el esquema: un hombre y dos mujeres, un compás de 3 x 4 con acompañamiento de guitarras, laúdes y palillos. También parece muy cercano, aunque en evolución personal artística, con el FANDANGO DE HERRERA, que cita Fernando el de Triana y que algunos han aproximado, incluso, al de Pérez de Guzmán. En cualquier caso, todos los estudiosos le han puesto cuna en las huertas del Genil. Pepa Guerrera Valdenebro, acreditadísima folclorista, lo sitúa estructurado en torno a 1878 en las fiestas de Santa Ana del Palomar y San Juan de la Ribera Baja. Sólo dejamos una pequeña pincelada en base a ser la raíz del Cante que ha quedado en la genealogía flamenca, enlazado al fandango de Lucena, abandolaos y verdiales o al parental fandango de Frasquito ‘Yerbabuena’. Pedro Lavado afirmaba en sus memorias que se lo había escuchado a ‘Malos Pelos’ en la taberna de Peralies y otros lugares. Él mismo le dio una impronta más averdialado-lucentina de gran brillantez. También hemos podido escuchar una grabación de Juan Hierro. No obstante, el que lo hizo ‘grande’ (sin entrar en gustos o calidades, legítimos pero subjetivos) fue Fosforito, sobre todo con letras propias que hacen mucho tilín por su sentimentalismo al incorporarlos en su famosa y portentosa Antología (1974) con la guitarra de Paco de Lucía. Hoy, recobrado el Concurso ‘Membrillo de Oro’, tiene un Premio especial y ha sido de obligada interpretación en los primeros años. Pero aquí nos interesa subrayar sus orígenes folclóricos ya que, como en tantas otras ocasiones aparece en la historia del flamenco, los ‘bailes’ – durante mucho tiempo tratados con desdén por los ortodoxos del cante – fueron el origen de ese zángano de Puente Genil que tanto nos enorgullece”. (Págs.304-305).
“Tras la catastrófica guerra civil este baile, como tal, estaba perdido. Por consiguiente, hemos de resaltar la encomiable labor que hubo de realizar la Sección Femenina de la Falange, que asumió la responsabilidad de rescatar un legado cultural folclórico que, sin esta intervención, hubiera desaparecido. Y más concretamente a la abnegada disposición de Doña María Jesús Moreno, junto a Doña Mercedes Gómez de Cisneros y, posteriormente, hasta faltarle las fuerzas, por la simpar ANGELITA MARTÍN.
Tras una conformación y nivelación artística del grupo a nivel local, ya en 1943, se iniciaría, con el nombre de Puente Genil, a participar en actuaciones promovidas desde la organización, provinciales, regionales o nacionales, siembre con gran éxito. El argumento principal era el ‘zángano’, un fandango local, junto al Vito y otros de amplio espectro”. (Pág.306).
-Alfredo Arrebola en Granada en el Arte Flamenco. Publicaciones del Área de Cultura y Memoria de la Diputación de Granada, 2018. Pág.130: “Granada es – volvemos a repetirlo – un abanico multiforme de dos tipos de fandango: folklórico y flamenco. Pero, aunque descendamos de la montaña a la costa, todas estas variedades participan de la misma forma musical del fandango: estrofa de 4 o 5 versos, que al repetir uno de ellos deben componer 6 estrofas musicales; el compás es ternario (3 x 4) y el ritmo varía según la comarca, a saber: más vivo y trepidante; en la sierra se hace más lento y cadencioso. Lo mismo sucede con los primitivos fandangos malagueños: fandango para bailar (verdiales) y fandangos para cantar en escenarios (fandango flamenco). Y así nos encontramos un típico zángano de Motril, que nos recuerda bastante al zángano de Puente Genil (Córdoba) que, a su vez, encuentra su ‘razón última’ en el primitivo verdial malagueño. Este fandango motrileño, como es natural, se baila en ‘tresillo’, llamado así en referencia a las adaptaciones que tiene que ejecutar el hombre (bailaor) alrededor de las mujeres, que nos evocan a las que hace el zángano en torno a las abejas”.
[1]Estas dos noticias del Francisco Luque Estrada nos ha sido facilitada por el historiador local Luis Velasco Fernández-Nieto. Más noticias parecidas aparecen en el mismo diario en la década de los 60 y primeros de los 70. [2]En este enlace aparece la entrevista completa: https://www.ivoox.com/entrevista-radiofonica-al-nino-hierro-1973-audios-mp3_rf_12763915_1.html. Fue nuestro amigo Javier Villafranca Muñoz quien me la facilitó el 18 de marzo de 2019 [3]Esta entrevista nos ha sido facilitada por nuestro amigo Luis Velasco Fernández-Nieto. [4]Información facilitada de nuevo por el historiador local Luis Velasco Fernández-Nieto. [5]http://corraladelcante.blogspot.com/2016/07/zanganos-de-puente-genil.html [6] https://loscaminosdelcante.com/2016/11/25/para-el-estudio-el-cd-puente-genil-tierra-de-cante-por-alvaro-de-la-fuente/
(Aproximaciòn al Zángano Flamenco del libro Flamencum Revolutum. Autor: Álvaro de la Fuente Espejo.)