es la diferenciación entre saetas antiguas y saetas flamencas. Estas últimas
son formas musicales, relativamente, modernas – finales del S.XIX -, elaboradas por cantaores flamencos a partir de las saetas
antiguas añadiéndoles sones y melismas de cantes como las seguiriyas y las
tonás (martinetes, carceleras y tonás propiamente dichas)[1].
Las saetas antiguas, según todos los testimonios escritos, son muy anteriores a
la aparición de las saetas flamencas. Entre ambas tipologías se observan
indiscutibles diferencias musicales; mientras las artísticas saetas flamencas
presentan una extraordinaria elaboración melódica – profusión de melismas,
alargamiento de los tercios y mayor amplitud melódica -, con dejes muy claros
procedentes del cante flamenco buscando la espectacularidad y el lucimiento del
intérprete, las saetas antiguas destacan por su
inconfundible carácter intimista[2]
y una preclara austeridad melismática[3].Tales rasgos musicales vienen determinados
por la utilidad con la que nacieron ambas formas de saetas. Evidentemente, las
dos son formas musicales religiosas, de origen popular, surgidas en torno a la
Semana Santa, mas en unos momentos y contextos, en términos históricos, muy
distintos, responsables de su razón de ser y arquitectura musical. Así,
mientras las saetas antiguas – también denominadas saetas preflamencas , viejas
, litúrgicas o llanas – hunden sus raíces
en un período comprendido entre el siglo XIV y XVIII, a partir de unas
formas musicales – Pregones y Romances Litúrgicos de los Autos de Pasión -interpretadas, con un fin catequista,por las congregaciones de Franciscanos[4]
y Dominicos, en el que lo más importante era el mensaje literario, las saetas flamencasfueron creadaspor artistas profesionales, en un contexto de
indiscutibleexaltaciónestética barroca de la Semana Santa andaluza
para añadir grandilocuencia a las magnas
procesiones o estaciones de penitencia comandadas por los impresionantes
Pasos o Tronos de nuestras ciudades andaluzas.[5]
A este respecto, parece ser, fueron, por este
orden,Jerez y Sevilla los dos
centros matrices.[6] Con la
aparición de las deslumbrantes saetas flamencas, las saetas antiguasse vieron
arrinconadas y un tanto olivadas,
mas en absoluto desaparecieron en
su totalidad. En una serie de poblaciones andaluzas se mantuvieron – Marchena,
Lucena, Loja…- llegando hasta nuestros días como consecuencia de una serie de
circunstancias locales.[7]
En Puente Genil han pervivido en forma de saetas cuarteleras, gracias a la “circunstancia” de todo el entramado de
cuarteles, cimientos sobre los que se ha edificado la Semana Santa de Puente
Genil.
una breve muestra de algunas de las saetas antiguas que todavía se cantan en
Andalucía. Por sus características musicales carecen del atractivo de las
flamencas, es evidente, pero mantienen un sabor, un aire muy especial que
conviene que los aficionados lo paladeemos llegando estas fechas tan señaladas
para nuestra Andalucía.
En la localidad cordobesa de Lucena se conservan tres modalidades
de saetas antiguas. Las dos primeras se deben a sus creadores Alcantarilla y Perilleja. La tercera, la popular Borrachuna -también conocida como de Santería-, posee un carácter
más intimista, sencillo -no se necesitan cualidades artísticas-, y nada procesional,
siendo interpretadas en las peculiares juntas de santería de manera espontánea
y con un argumento que surge en el momento. Un servidor hace un par de años
estuvo invitado a una de estas juntas, y confieso que me encantó. Aquí podemos disfrutar de la Perrilleja y la Alcantarilla. Observad la subida tan característica de estos estilos lucentinos en el últimos tercio:
saetas viejas. Concretamente tres modalidades: Pregón o Saeta a Rigor, la Samaritana
y la Saeta de la Via-Sacra. Escuchemos la de Rigor y la Samaritana, está ultima
una evolución natural de la primera El parecido musical es innegable.
Saeta de Rigor:
forman parte del curioso ritual de los Incensarios. Precisamente, es la
conocida como Saeta de los Incensarios, también llamada de Sátira, muy sencilla
y primitiva, para nada refinada, desde el punto de vista musical. Es muy parecida,
en su estructura musical, a la Borrachuna de Lucena. Su gran particularidad es
que, al igual que ocurre con la Saeta Cuartelera de Puente Genil, es dialogada. En estos dos vídeos podemos escuchar algunas saetas mientras se desarrolla este antiquísimo ritual:
conserva una modalidad de saeta antigua. Podemos observar claramente su
carácter, desde el punto de vista musical, austero y recitativo, al estilo de
un pregón:
En la localidad sevillana de Arahal se conservan unos
pregones y saetas muy antiguas. Ambos con una música salmodiada y muy
recitativa. Empecemos escuchando el pregón:
cómo a partir del minuto 0:22 se produce un cambio de modalidad musical similar
al que se da en las saeta por seguiriya -ya flamenca- cuando cambia a la carcelera. Escuchémosla
con atención, es la única saeta antigua en la que hemos observado este funcionamiento
musical:
conserva otra modalidad de saeta antigua. Mantiene las mismas características básicas
de todas las anteriores: austeridad melismática y sencillez. Escuchémosla:
Saetas de Cabra
donde en los últimos años se ha recuperado un estilo antiguo de saeta
prácticamente desaparecido. Existe tres variantes: la Saeta de Petaca y Vega,
la Saeta de doña Concha Cabello y Saeta de José Barraco. En estas saetas
observamos una mayor elaboración musical, mas dentro de los cánones de la saeta
antigua.
Córdoba capital no podía ser menos que muchos de sus pueblos,
y también tiene su saeta antigua, parecida a la de Arcos:
la modalidad de saeta antigua más evolucionada, y por tanto más atractiva,
desde el punto de vista musical. Hablaremos de la Cuartelera más detenidamente
en una entrada específica que publicaré en los próximos días. Os dejo un adelanto:
saetas antiguas no son exclusivos de Andalucía ( file:///C:/Users/alvar/Downloads/165081-612681-1-PB.pdf)– encontramos otras variantes, y todas ellas con el mismo patrón
musical: austeridad melismática y sencillez musical. El objetivo de los creadores,
e intérpretes, de esta forma de saeta no era -es- artístico, sino catequista y devocional, en
donde el mensaje literario predominaba sobre cualquier otro tipo de consideración.
A finales del siglo XIX y comienzos del siguiente, los artistas flamencos la utilizaron
como molde para, con la ayuda de los melismas de cantes como las tonás, seguiriyas
y martinetes, crear las impresionantes saetas flamencas, absolutamente
diferentes en su estructura musical y utilidad.
Existe todavía una gran indefinición en la Flamencología sobre la ordenación y
nominación de los cantes flamencos del grupo de las Tonás. Indefinición, por
tanto, que se traslada a las Saetas Flamencas.
A este respecto el musicólogo Guillermo Castro Buendía en su fabuloso
libro Las Mudanzas del Cante en Tiempos de SiveriodeEdiciones Cafarena ofrece un
magnífico estudio muy esclarecedor.
“Pero en esta saeta-a diferencia de las andaluzas (se refiere a las flamencas)-
el cantor se oculta. No es la voz de la piedad o del dolor que estalla
espontánea en labios del espectador del drama del Calvario; no es tampoco el
“piropo” o la súplica a María” (Pág. VII del Prólogo). Agustín Aguilar y Tejera
“Aún poseemos-y entre las transcripciones musicales que aparecen al final de
esta obra se insertan ejemplos de ellas-, saetas cuya melodía monótona y
primitiva, muy próxima al canto llano, patentiza su antigüedad” (Pág. XIII del
Prólogo). Agustín Aguilar y Tejera.
“Denominábanse entonces saetas aquellas coplas religiosas que los misioneros
franciscanos entonaban por las calles, para excitar a los fieles a la piedad y
el arrepentimiento. Algunos de aquellos cantos devotos se conservan impresos en
hojas sueltas, como el papel que cita D.Antonio de Castro en sus Poetas líricos de los siglos XVI y XVII: ‘Saetas
espirituales que los padres predicadores apostólicos de la religión seráfica de
nuestro padre San Francisco van cantando por las calles en las misiones que
hacen por toda España con orden de Su Santidad’”. (Pág. XI del Prólogo) Agustín Aguilar y Tejera.
“Pero llega un momento en que la saeta se emancipa, rompe los lazos de
procedencia que la unieran los dramas sacros, deja de ser exclusiva de misiones
y prácticas devotas, y volando con alas propias, adquiriendo forma
independiente, vuela a labios del pueblo para convertirse en expresión del
sentir popular al paso de las imágenes de Semana Santa”. (Pág, XIII del
Prólogo). Agustín Aguilar y Tejera.
“La saeta (refiriéndose a la Saeta Flamenca), tal como hoy la conocemos, nace
en Sevilla y coincide su florecimiento con el de las cofradías sevillanas;
cuando gremios e instituciones piadosas comenzaron esa rivalidad, tan fecunda
en joyas artísticas, que ha logrado hacer de la Semana Santa de la capital de
Andalucía uno de los espectáculos más maravillosos de cuantos es dado al hombre
contemplar” (Pág.XIII del Prólogo). Agustín
Aguilar y Tejera.
flamencas pudieron cantarse en Jerez y de ahí llegar hasta Sevilla, verdadero
altavoz y lanzadera de manifestaciones artístico-folklóricas. Frente a diversas
opiniones, descarriadas, documentalmente, sabemos que la primera saeta flamenca
la grabó en 1904 María Valencia, jerezana apodada La Serrana”. (Pág. 119). Varios
autores.
Más información en elinteresante
estudio Saetas Preflamencas y Flamencasde Miguel Ángel Berlanga del
libro Polifonías Tradicionales y
otras Músicas de la Semana Santa Andaluza.