Érase una vez, en uno de los más bellos, semanasanteros y flamencos pueblos de Andalucía, un joven e ilusionado Maestro de Música, además de apasionado a las tradiciones de su tierra y al Arte Flamenco, que decidió compartir, públicamente, sus reflexiones en torno a la modalidad de saeta que en dicha localidad se conservaba. El pueblo se llama: Puente Genil; el joven maestro: Álvaro; y la saeta: Cuartelera, saeta única en su género y enseña musical de la mananta, término con el quese conoce a la Semana Santa de esta singular villa de la campiña cordobesa.
A nuestro querido protagonista, a Álvaro, se le presentaba una tarea muy difícil y, en cierta manera, peligrosilla. «Muy difícil», al proponerse desentrañar musicalmente -algo que nadie antes había intentado- esta bella forma musical exclusiva de La Puente, entrando en un terreno complicado para aquellos sin conocimientosmusicales. Y «peligrosilla», porque Álvaro tenía muchísimo miedo a equivocarse al tratarse de una población con grandes aficionados al cante, a la saeta y conocedores de la música. Mas Álvaro, con muchísima ilusión, valentía, honestidad, respeto y talante pedagógico, decidió, con el insistente y sincero apoyo de una extraordinaria personalidad de Puente Genil -el eternamente recordado Carlos (q.e.p.d)-, tirar para adelante y publicitar sus reflexiones, tanto en la revista de Semana Santa, editada cada año por la Agrupación de Cofradías, como en la revista El Pontón, ambas dirigidas, en aquel entonces y de manera encomiable, por el mencionado Carlos.
Así, cada año -durante ocho consecutivos- nuestro amigo Álvaro comentaba, les explicaba, sin más pretensión que la de cultivar una de sus inquietudes, a sus paisanos, algunos aspectos, todos ellos musicales, de nuestra querida Cuartelera: su estructura y evolución musical, sus fundamentos musicológicos, sus estilos y variantes, sus posibles orígenes musicales, etc. Durante todo este tiempo, Álvaro recibió numerosas felicitaciones de aquellos paisanos que, gracias a él, descubrieron una nueva dimensión de la saeta Cuartelera, entendiéndola muchíííííiísimo mejor; no hay que olvidar que, hasta ese momento, todo lo que se había escrito, y dicho, sobre la misma, era desde la imprescindible perspectiva histórica. Asimismo, Álvaro recibió críticas, circunstancia que comprendió al momento, acostumbrándose con naturalidad. El que comparte sus ideas, de manera pública y, sobre todo, escrita, con relación a alguna temática, está expuesto a la opinión, favorable o desfavorable, de quienes las leen a partir de sus propias perspectivas y conocimientos.
No obstante, a lo que jamás se acostumbró Álvaro fue a las críticas perpetradas con malicia y sin dar la cara. A él -todos sus escritos los presentaba firmados y como HIPÓTESIS abiertas a la revisión permanente de plumas más doctas- le hubiese encantado que aquellos que se mostraban en desacuerdo con él, considerando «una barbaridad sin consistencia alguna» sus argumentos, saboreando, bien una uvita, durante una noche de Sábado de Romanos[2] en un rinconcito del pórtico mientras el pueblo le rendía pleitesía a su Patrón, bien una cervecita, en alguna de las cálidas terrazas de Puente Genil, se lo hubiesen expuesto mirándole a los ojos y, así, entre todos, llegar a conclusiones más fiables para conocer mejor este genuino himno musical de la sin igual Semana Santa pontana. Álvaro, que cada año que transcurría se enfadaba enormemente por esta situación, jamás, a pesar de algunos momentos difíciles, se amilanó, manteniendo incólume su interés por divulgar la Cuartelera.
Hete aquí que un buen día, no quedándole ya ni pizca de esperanza en confrontar, de manera abierta y directa, sus opiniones, con alguno de esos paisanos disconformes, encontrándose, alrededor de las una y media del mediodía de un Sábado de Romanos, degustando un buen Tertulia[3] en El Eugenio[4], se le acercó un paisano desconocido, llevando consigo un puñado de revistas de la Semana Santa de Puente Genil de los últimos ocho años. Se presentó educada y amablemente, le solicitó permiso para sentarse con él, explicándole el motivo de su, en propias palabras, osadía: su rotundo y sincero desacuerdo con sus tesis en torno a la saeta Cuartelera. No os podéis imaginar, queridos amigos, el sentimiento de felicidad que se apoderó de Álvaro. Lo que llevaba años esperando estaba a puntito de suceder. ¡Por fin!, por fin alguien, con nombres y apellidos, mirándole a los ojos, se disponía a cuestionarle sus argumentos. Álvaro se pellizcó, creía encontrarse en un sueño. Cuando se percató de su plena consciencia, tuvo la pronta, feliz y atrevida ocurrencia de coger el móvil, llamar a su parienta, alertándole de que no le esperase para el almuerzo. La cosa -la ocasión lo merecía- iba pa largo. Y es aquí, pacientes lectores, cuando comienza la historia de este cuento: el esperado y desenfadado diálogo entre Álvaro y un paisano disconforme, del que utilizaremos, de aquí en adelante, sus iniciales (PD).
–PD: Bueno Álvaro, lo primero que tengo que decirte es que no tengo ni pajolera idea de música, pero conozco bien el mundo de la Cuartelera. Pertenezco a uno de los cuarteles[5] más señeros de Puente Genil, donde se canta muy bien, y en el que siempre hemos luchao por su conservación. Tambiéndesde siempre, personalmente, me he interesao mucho por este tema, estudiando con atención tus escritos, asistiendo a tus
conferencias, siguiéndote en Facebook, en la radio y…
-ÁLVARO: Perdona que te interrumpa un pelín, hombre. Antes de quecomencemos, no sabes cuánto te agradezco esto. Te lo digo de tó corasón. Había perdío ya la esperanza de que alguien de aquí, con buena fe mas también con firmeza -lo cortés no quita lo valiente-, me cuestionase mis ideas. Estaba jartico de tanto comentario por detrás, y encima destructivo, que me trasladaban algunos de mis amigos. Mil gracias, tío, de corazón. Pero venga, empecemos. Espera un momento: ¡EUGENIO!, trae un Tertulia fresquito paeste hermano…
(Saeta Cuartelera) |
-ÁLVARO: (Tras un nuevo sorbo del revitalizante Tertulia). A ver, querido contertulio, es que yo jamás he dicho ni he escrito -te RETO a que me muestres dónde lo he escrito o dicho, ahí por ejemplo llevas mis artículos- que el transcribir la Cuartelera sea pa generar un medio de aprendizaje. Eso es un bulo, supongo que con no muy buena intensión, de personas que, según me cuentan -fíjate hasta dónde llega la maledisensia-, cuando asistían a algunas de mis conferencias ilustradas con pentagramas, tras darme la pertinente y, en su caso, empalagosa enhorabuena, salían por la puerta pregonándolo a tó quisqui…; recuerdo, incluso, cómo una vez, uno de ellos se lo comentó a uno de mis mejores amigos, jejeje… A ver, la transcripción de una Cuartelera debe servir, fundamentalmente, pa facilitar su análisis musical: ver con más claridad sus caídas melódicas, cantidad de melismas, la composición y diseño de sus tercios melódicos, sus saltos melódicos, etc., con el objetivo de conocerla mejor, na más. La Cuartelera, como forma musical popular y de transmisión oral, no necesita, para su aprendizaje, el pentagrama. Se aprende de oído -como siempre, y tan grandes resultaos ha dao, se ha hecho- por el método de ensayo/error, y si es en el entorno del cuartel, muuuucho mejó. Es de Perogrullo. Fíjate en lo que escribí en la revista de la Semana Santa de 2013, concretamente en las páginas 30 y 31. Cógela, y lo leemos juntos.
-ÁLVARO: A ver, es que eso no lo dijo Glinka, eso no fue así. Te explico. El compositor Mariano Vázquez Gómez, biógrafo del guitarrista granadino Francisco Rodríguez Murciano El Murciano (1795-1848), dejó escrito, textualmente, lo siguiente: “El célebre músico ruso Mikhal Glinka pasó una larga temporada en Granada, y uno de sus encantos de viajero era estarse horas enteras oyendo a nuestro Rodríguez Murciano improvisar variantes a los acompañamientos de rondeñas, fandangos, jotas aragonesas, etc…, que anotaba con cuidadosa persistencia el compositor ruso”. Ahora bien, es cierto que Glinka fracasó en su intento de anotar las variaciones e improvisaciones del Murciano, pero fue porque cuando le pedía a éste que repitiera la melodía, para asegurarse de lo escrito con anterioridad, como tocaba de oído (carecía de conocimientos musicales formales), jamás volvía a tocar la misma exactamente igual, por lo que el genio ruso se jartó y lo dejó por imposible. Pero no porque no se pudiesen transcribir los sonidos en el papel, sino por la incapacidad del Murciano de hacer una misma melodía, de la misma forma, dos o tres veces seguías. Ya lo advertí en una de las revistas de Semana Santa que ahí llevas, concretamente en la de 2010, cuando escribí -es esa que está ahí, pásamela un momento-, en la página 30: “Todos sabemos que una pieza de música tradicional, cuya transmisión es oral, nuca se interpreta dos veces de forma exactamente igual”. Por otro lado, estudios -con sus transcripciones- y cancioneros de música popular los hay: antiguos -esto de la transcripción de música popular, también la flamenca, no es una invención de ahora como una vez escuché a un flamencólogo por la radio- y modernos, en donde se reflejan, en pentagrama, las diferentes melodías y sonidos de nuestros cantes. Te pongo unos cuantos ejemplos: Eduardo Ocón y sus Cantos Españoles de 1874, Felipe Pedrell con Los cantos flamencos de 1900, La rondeña-malagueña de anteriormente señalado Francisco Rodríguez Murciano de 1845, El Potpurrí malagueño de Julián Arcas de 1875, y así podríamos seguir con las obras de otros folcloristas como Isidoro Hernández, Inzenga, Federico Liñan, Manuel del Castillo, Buenaventura Íñiguez, Oscar de la Cinta, Juan Parga, Tomás Damas y muuuuuuuuchos otros. Además, y centrándonos en algo más cercano, el mismísimo Agustín Aguilar y Tejera, en la segunda década del siglo XX, en su imprescindible, y citada por todos los estudiosos, obra Saetas, transcribió numerosas saetas, concretamente de Sevilla, Marchena y Cabra. Una obra reeditada hace, creo, siete años por el cuartel de La Corona de Jesús al que pertenece mi buen amigo Javi; por cierto, director de El Pontón, y también un personaimportante pa mí, por su incondicional apoyo para continuar con estaapasionante tarea. ¿Todavía, querido amigo, piensas que la sencilla música dela Cuartelera no se puede plasmar enun pentagrama?
(«Saetas» de Agustín Aguilar y Tejera) |
-PD: Pues ya, con las evidencias irrefutables que me has mostrao…., ¡claro que no! Yo es que me he guiao en esto, por lo que dicen y escriben algunos ilustres flamencólogos. Qué engañao estaba… Pero es que también….¡tengo tarea!…, bueno, ¡tenemos!, aquí en Puente Genil, tarea. Dudando de esto, cuando un servidor, por eje, precisamente asistió al acto de presentación en La Corona de ese libro que mencionas -el cual tengo en mi casa, y que, por cierto, todavía no he leído…-. ¡Ahora!, ahora sí que recuerdo muy bien cómo se dijo, además mu claramente, que aparecían saetas escritas en pentagramas…
-ÁLVARO: Perdona…, ¿cómo?
-ÁLVARO: Bueno, te cuento. Nuestra saeta Cuartelera, como una forma popular detransmisión oral, no es uniforme, es decir, cada intérprete le imprime suhuella a partir de sus condiciones vocales, momentos de inspiración y otras circunstancias. El estilo conocido como de Los Apóstoles o Apostolao, que fue el que, de acuerdo al eminente Luis Melgar, comenzó a surgir a partir de los años 20 del siglo pasao con la intervención de Juan y Manuel Hierro, representó toda una evolución de nuestra saeta. Los hermanos Hierro, cantaores flamencos de nivel, le imprimieron, como bien sabes, rasgos flamencos, la hicieron dialogá, más rica en melismas, más larga…, en definitiva, generaron, a partir de unestilo más austero y cercano al resto de saetas antiguas de Andalucía y que sería el que se cantaría en la mananta antes de la intervención de nuestros ilustres personajes, una forma más atractiva que en el cuartel de Los Apóstoles -Juan Hierro mantuvo gran relación con dicha corporación (llegó, creo, a ser hermano) y Manuel perteneció a la mismadurante muchos años- encontró a otros intérpretes con cualidades (algunos ya los he señalao antes) idóneas para cultivarlo, siendo la forma que, poco a poco -insisto por ser más atractiva-, se fue imponiendo en todas las demás corporaciones. Ahora bien, y como acabas de leer en mis propios escritos, NO es una forma musical cerrada, es un comportamiento melódico básico, abierto a las interpretaciones individuales, pero con unos rasgos comunes: más larga, con mayor profusión de melismas, con saltos melódicos, con tercios más agudos…Rasgos comunes que son los que determinan o definen su estilo.
(Juan Hierro) |
Todavía recuerdo cómo aprendí, junto a algunos hermanitos de mi grupo, a cantar esas saetas con dos cintas de casette con el título Semana Santa en Puente Genil, a través de las voces de los, precisamente, ya mencionaos: Juan Hierro, José Rivas Quintero, El Balilla o los hermanos Martín, curiosamente todos ellos protagonistas del estilo Apostolao. Nos íbamos, siendo niños, al cocherón de alguno, poníamos el radio casette y ¡hala!, a escuchá y a cantar, a escuchá y a cantar, y así hasta que salía más o menos bien…Pa que luego digan que la saeta se lleva en la sangre…
años. Fue una experiencia increíble.
-PD: “Para terminar con esta breve introducción, cuatro aclaraciones. En primer lugar, como mera HIPÓTESIS habrá que considerar todo lo relacionado con los orígenes de la Saeta. En segundo lugar, con el objeto de facilitar la comprensión de este estudio, haré uso continuo de la reiteración de contenidos y argumentos. En tercer lugar, lo aquí escrito, EN ABSOLUTO, ES DEFINITIVO. Cualquier análisis de una forma de música de tradición oral está sometido a la revisión permanente producto de nuevos hallazgos y plumas más docta”. Bueno, ya, pero…
(Autor: David Gámiz Cosano. Según la mitología, el pelícano devolvía la vida a sus hijos muertos hiriéndose a sí mismo y rociándolos con su sangre. Cristo, como el pelícano, abrió su costado para salvarnos alimentándonos con su sangre. Es por ello que el pelícano aparece en el arte cristiano, en tabernáculos, altares, columnas, etc.) |
-PD: Qué va, qué va. Na de eso. Si te soy sincero, prácticamente conocí de la existencia de tu corporación, a raíz de tu artículo, antes ni idea. Además, ya te he dicho que cuando lo leí me pareció muy bueno y fundamentao, pero que después…: que si Fulano, cuando fui a su cuartel de invitao, me dijo esto; que si Mengano, en una de las exaltaciones de la saeta, lo otro…, en fin, ya sabes, al final termina uno, gracias a las uvitas y nuestras cuestiones mananteras -ya me entiendes- creyéndose tooooo lo que le dicen…De todas formas, ¿te inventas o no te inventas toooooas esas historias de tu corporación que señalas en tu
artículo?
editada en 1997 con motivo del XXV Aniversario de la Reorganización, en la que TESTIMONIAMOS las vivencias de nuestros HERMANOS MAYORES, aquellos que, en la década de los 30 del pasado siglo, fundaron este singular cuartel. En la misma se recopilaron recuerdos, poesías, curiosidades, fotografías y copias de actas, aportándose los datos históricos que se señalan en mi artículo, CORROBORADOS por el testimonio directo de nuestros mayores. Datos imprescindibles para entender la génesis y desarrollo de la saeta del Pelícano. Cuando quieras, vienes a mi casa, y le echamos un vistaso.
-PD: Quita, quita, no hase falta. No seré yo quien ose a cuestionar las vivencias de esos venerables hermanos. Además, con la contundencia, pasión y respeto con los que te me estás expresando, es difícil dudar de tu palabra. Me parece que me estoy empezando a dar cuenta, un poco, de muuuuuuuchas cosas que pasan en nuestra querida mananta…De toas formas («vuelve la burra al trigo»), eso de la saeta del Pelícano…, NO se sostiene. Esa saeta no existe, y si existe, NO es una creación de tu grupo como tú dices.
-PD: ¿Eduardo? No me digas que era ese señor, con gafas, bigote y pelo plateao, que, durante muchos años, en el encierro del Santo Entierro, cantaba una Cuartelera rarísima…, bellísima, pero diferente…Recuerdo cómo una vez, incluso, le metió seis tersios. Fue algo increíble.
(Eduardo Muñoz Cruces) |
-ÁLVARO: Efectivamente, ése es. Junto a Paco, al que no llegué a conocer, los grandes cultivadores de la saeta Cuartelera del Pelícano. Pero antes de hablarte de él, quisiera aclararte lo que te dije antes. Yo no fui, se pongan cómo se pongan, el primero en hablar y escribir sobre esta saeta o estilo. Por ejemplo, en la revista de la que te he hablao antes, la que editamos en el 97 con motivo de la reorganización del grupo, ya se hablaba de esta saeta o estilo. Si no recuerdo mal -espera, que lo voy a mirar en el móvil (fíjate qué previsor, ante un espontáneo interrogatorio como éste…)-, dice así: “La saeta del Pelícano tiene personalidad y es, por su calidad y expresión, una de las más señeras. Las saetas del Pelícano serán siempre un estilo, un referente; un espejo en que mirarse y, sobre todo una fuente donde beber tradición y arte”. En este sentido, recuerdo que hace unos dos o tres años, en una de las exaltaciones de la saeta -creo que la que se celebró en el Teatro Circo con motivo del 50 Aniversario de las Agrupación de Cofradías- en la que participó El Pelícano, uno de los hermanos del cuartel de La Judea, que, por cierto, canta fenomenalmente y es uno de los más grandes aficionados al Flamenco que tenemos en Puente Genil, cuando escuchó a uno demis hermanitos cantar la saeta del Pelícano,le dijo que esa era «la saeta Cuarteleraauténtica», y que «así la deberíamos de cantar todos». Casi na, ¿eh?
(Manolo Cosano Logroño»El Ruiseñor del Pelícano») |
-ÁLVARO: Claro, mi querido y entrañable hermano Manolo. ¡No he tenido yo conversaciones con él sobre sus recuerdos y vivencias…! Gracias a las mismas -tengo incluso publicado en un Pontón una entrevista que le hice, que guardo grabada en DVD como oro en paño-, escribí el año pasado, en la revista de Semana Santa, un artículo sobre su saeta, una saeta, en contra de lo que se piensa, que no tiene naaaaa que ver con la saeta del Pelícano. Su saeta, podemos decir, es una versión o recreación muy personal del estilo de Los Apóstoles.
-ÁLVARO: Bueno, eso sería una pregunta pa, por ejemplo, el que lo escribió en la revista de la que hablamos antes editada con motivo del aniversario de la reorganización del Pelícano -con el que, por cierto, estoy plenamente de acuerdo-, o pa los hermanos de Los Apóstoles, a los que, de acuerdo con tus propias palabras, se lo escuchaste decir. Yo imagino que, después de toooo lo que he investigao y de haber compartido, durante muchos años, mesa y vivencias con mis hermanos mayores -los auténticos protagonistas de toda esta historia-, será porque El Viejo Pelícano, mientras alguien no me demuestre lo contrario, es el ÚNICO cuartel de tooooooa la mananta donde se ha conservao y cultivao este antiguo estilo de saeta, y según me contaron algunos hermanos mayores, DESDE SIEMPRE. Pa escribir el tan manido artículo del que estamos hablando -éste, ni fue fruto de un día, ni producto de una alucinación- recogí el testimonio de los protagonistas -tengo grabadas las conversaciones…, si quieres, ya sabes…-. Así, me preocupé en llamar, por teléfono, a mi hermano Hipólito, ya fallecido, a Algeciras, y al mismito Eduardo, el que la cantaba, a Madrid. Ambos me confirmaron, me aseguraron ROTUNDAMENTE, que tanto Eduardo como Paco, a finales de los años treinta, cantaban esas saetas. Si no me crees, coge la revista y ábrela por la pági…
…………………………………….
Y colorín colorado, este cuento… ¿SE HABRÁ ACABADO…?
SALUDOS FLAMENCOS.
Álvaro de la Fuente Espejo
(PD: Mi más sincero agradecimiento a Jesús Berral Rejano, joven y excelente artista pictórico pontanés, por sus increíbles y conseguidísimas ilustraciones. Jesús, Puente Genil es muy afortunado por tenerte entre sus hijos. Un millón de gracias).
( GRABACIONES:
–La saeta del Pelícano, interpretada por Eduardo Muñoz Cruces, aparace en el minuto 04:04. El resto son saetas de Manolo Cosano: http://www.ivoox.com/saetas-del-viejo-pelicano-audios-mp3_rf_1802164_1.html
–La saeta del Seco aparece a partir del minuto 06:58: http://www.ivoox.com/2011-04-12-aula-flamenca-la-cuartelera-audios-mp3_rf_612460_1.html )
CUENTO: Narración breve, oral o escrita, en la que se narra una historia de
FICCIÓN con un reducido número de personajes, una intriga poco desarrollada y
un clímax y desenlace final rápidos.
[2]
Particular celebración de la Cuaresma en Puente Genil. Una vez comenzada ésta,
cada sábado por la tarde/noche, los semanasanteros de Puente Genil, rememorando
un antiguo viacrucis que se celebraba en la localidad, acuden a las cercanías
de la Parroquia de Jesús Nazareno. Allí, en un extraordinario acto de convivencia,
rezan e interpretan Cuarteleras y
cánticos corales, honrando a la imagen de Jesús Nazareno-popularmente conocido
como El Terrible-, el Patrón de Puente Genil.
Excelente vino blanco de Puente Genil, de la Bodegas Delgado.
También conocidos como grupos y corporaciones bíblicas, representan los
centros neurálgicos de la Semana Santa de Puente Genil. Son unas casas de
hermandad, unas asociaciones con entidad jurídica propia, donde los mananteros
se reúnen para, con unos peculiares rituales y convivencias en los que se
entremezclan elementos religiosos, artísticos, culturales y profanos, celebrar
la Cuaresma y la Semana Santa pontanas.