Si echamos un vistazo a las diferentes localidades andaluzas
en las que el Flamenco tiene un importante arraigo y tradición en su
programación institucional, con excepción de la nuestra, en ninguna aparece una
Concejalía de Flamenco como organizadora del cotarro flamenco. Y en todas
ellas, desde siempre, se ha gestionado y se continúa gestionado el Flamenco con
las dificultades inherentes a la gestión propiamente dicha, sin necesidad de
una concejalía específica. Puente Genil,
como todos sabemos, desde hace tres años cuenta con una Concejalía de Promoción
y Desarrollo del Flamenco, siendo la única localidad de España, que un servidor
sepa, que la tiene. En su día celebré efusivamente dicha decisión como una
manera de centralizar, desligándolos de otras áreas, los recursos públicos
destinados al Flamenco, creyendo que así se iba a conseguir una gestión más
ágil y resolutiva. En este tiempo, como
todo en la vida, la gestión de dicha concejalía ha tenido sus luces y sus
sombras, las cuales no voy a valorar. Lo que sí voy a proponeros, queridos
lectores, son una serie de premisas generales, en las que, en mi opinión, debe
de basarse una Concejalía de Flamenco que se precie. Vamos allá:
importantísima responsabilidad que tiene entre manos. Una responsabilidad enfocada
en la gestión de la tradición artístico musical más valiosa, nacida y
desarrollada en nuestro país.
es un arte profesional, por lo que profesionales son sus principales
protagonistas, que deben recibir un tratamiento digno desde el punto de vista
económico, y bajo los principios básicos de la justicia, equidad y calidad.
no decorativo para el Equipo de Gobierno de turno. Debe de tener autonomía
propia y la personalidad suficiente para proponer, y conseguir, la gestión que considere
más conveniente.
ello debe de poseer un conocimiento adecuado del Flamenco, de su mundo y de la
idiosincrasia flamenca de la localidad a la que pertenece. Este conocimiento no
tiene por qué recaer exclusivamente en la persona titular de la misma; se puede
diseñar un equipo de trabajo con personas de reconocida trayectoria y solvencia
en el Flamenco, en sus diferentes vertientes, que actúe, de manera permanente o
puntual -dependiendo de la densidad de actividad flamenca de la población- como
asesor. Asesoría, por supuesto, adecuadamente reconocida y, por tanto, remunerada.
conocimiento de un arte tan complejo como el Flamenco, no se obtiene de pronto
y, milagrosamente, en un momento determinado a raíz de un nombramiento
político, y la consiguiente designación a dedo, sino a través de muchos años de
escucha, reflexión y convivencia con flamencos y aficionados.
justo a las diferentes empresas que se ofrezcan para organizar los diferentes eventos
flamencos. Asimismo, a las mismas debe de exigirles extrema profesionalidad,
seriedad y eficacia, dejándoles muy claro, desde el primer momento, sus
competencias.
diferentes asociaciones flamencas, saber escuchar a la afición local, para
conocer sus sensibilidades y gustos, y así tomarlos como elementos de
consideración en su gestión. No puede ni debe basarse, exclusivamente, en sus
gustos personales, intereses partidistas, favoritismos u otros elementos inconfesables.
recursos que gestiona son públicos, es decir, de todos, por lo que su gestión
debe de ser, y parecer, lo más eficiente y seria posible.
municipales coparticipes de su gestión, exigiéndoles máxima eficacia en sus actuaciones.
consciente de que los auténticos protagonistas de la actividad flamenca de la
localidad a la que pertenece son sus flamencos y aficionados, por lo que debe
de evitar aquellos fáciles e insustanciales protagonismos enfocados a la
obtención de réditos electorales.
millón. ¿Se han cumplido estas premisas en la gestión diseñada y desarrollada
por nuestra Concejalía de Promoción y Desarrollo de Flamenco? Ustedes mismos…
Un servidor se reserva su opinión para otra ocasión.